Conociendo la historia reciente de la capital alemana, uno podría pensar que poco quedará en pie anterior a la primera mitad del siglo XX, teniendo en cuenta que el bombardeo de la ciudad que puso fin a la Segunda Guerra Mundial la dejó cubierta de escombros prácticamente en su totalidad.
El barrio de Nikolai (Nikolaiviertel) de Berlín es, sin embargo, la excepción a esa regla (o, al menos, eso pretende).
Y es que esta pequeña zona situada en pleno centro de la ciudad, muy cerca del Ayuntamiento Rojo, constituye su barrio más antiguo, pues existe desde la Edad Media, y aunque también se vio afectado por los estragos de la guerra, aún hoy puede percibirse parte de ese pasado como barrio de artesanos al pasear entre sus callejuelas, reconstruidas durante el siglo XX para devolverles algo de su aspecto original.
El barrio más antiguo de Berlín… creado en los ochenta
Como te contábamos, la batalla de Berlín, especialmente destructiva en la zona de Mitte, el centro de la ciudad, no salvó al barrio de San Nicolás, que sería reconstruido ya en la década de los ochenta (y no siempre de forma fiel a su aspecto anterior, pues se rumorea que los encargados del proyecto se tomaron alguna que otra licencia para darle un aspecto más medieval).
El barrio original nació en torno al siglo XIII, y era un lugar de paso clave para la ruta comercial bautizada como Mühlendamm, que atravesaba el río Spree.
Durante los siguientes siglos, Nikolaiviertel continuó existiendo como barrio de artesanos y pequeños comerciantes casi hasta su destrucción al final de la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué ver en Nikolaiviertel?
A pesar de ese toque «artificial» que se le dio al barrio durante la reconstrucción de los años ochenta, merece la pena dedicar una tarde a pasear por él y conocer algunos de sus principales lugares de interés, ya que por su situación tan cercana a la Alexanderplatz no implica grandes desplazamientos y queda muy a mano:
- La Iglesia de San Nicolás (Nikolaikirche) es el edficio que da nombre al barrio, y la iglesia más longeva de Berlín. De estilo románico tardío, cuenta con algunos elementos más propios del gótico, como el coro, y se puede visitar por dentro, donde alberga un pequeño museo dedicado a la historia de la ciudad, y parte de los muros medievales originales.
- La Knoblauchhaus, un museo gratuito instalado en la antigua casa -de arquitectura neoclásica- de los Knoblauch, una familia burguesa del XVIII, que nos acerca a la vida de sus miembros a través de varias generaciones y gracias a una completa exposición que incluye muebles, retratos y objetos originales de la familia. Un buen acercamiento a la cultura de la era Biedermeier que no te llevará más de una hora.
- El Ephraimpalais (justo frente al anterior), uno de los mejores ejemplos de palacios berlineses típicos del siglo XVIII, con su fachada rococó y su impresionante escalera central. Realmente, su emplazamiento era otro, pero fue derribado a comienzos del siglo XX a causa de las obras de ampliación de una de las calles cercanas, y reconstruido ya en 1987 a 12 metros de su lugar original. Hoy alberga un museo dedicado a exposiciones temporales de arte alemán.
- El Heinrich-Zille-Museum, dedicado a la obra de este famoso dibujante berlinés, que a comienzos del XX retrató a las clases populares de la ciudad con un toque de humor e ironía (Propststraße 11).
El barrio de Nikolaiviertel hoy
Actualmente, el barrio de Nikolai está conformado por apenas un puñado de calles donde destacan sus casas de fachadas en colores pastel y sus aceras adoquinadas distribuidas en torno a la Iglesia de San Nicolás.
En Nikolaiviertel se pueden encontrar, además, algunas de las tiendas con más encanto de Berlín -concentradas a lo largo de la Propststraße-, como la especializada en artículos navideños (donde puedes comprar los cascanueces de madera tan típicos de Alemania) o la dedicada a los osos de peluche (la reconocerás por los osos gigantes que tiene frente a la puerta), o acogedores cafés como el minúsculo Back Palace (Propststraße 1-4), donde os recomendamos hacer una parada para disfrutar de sus gofres belgas caseros o de su estupendo Apfelstrudel.
Los amantes del buen té encontrarán su pequeño paraíso en TeeGschwendner, una tienda donde se venden cientos de variedades, y para comer o cenar comida alemana a buen precio y bien preparada, puedes acercarte a Brauhaus Georgbraeu (Spreeufer 4), un restaurante tradicional alemán con horarios muy flexibles donde preparan un codillo de chuparse los dedos. En verano la terraza junto al río Spree es perfecta para hacer un descanso con sabor alemán (vamos, con una Pilsner en la mano).
Otra opción para comer (sobre todo si no te apañas con el alemán -algo compresible- o el inglés, pues tienen carta traducida al español) es Zum Paddenwirt (Nikolaikirchplatz 6) un restaurante familiar típico situado en la misma plaza de la iglesia con precios muy razonables y platos sabrosos.