La Catedral de Berlín es el principal templo religioso de la capital alemana. También conocida como Berliner Dom, destaca por su silueta coronada por varias cúpulas de cobre, y se encuentra muy cerca de la Isla de los Museos, frente al Lustgarten. Desde su mirador se obtiene una de las mejores vistas de Berlín.
Una catedral para Berlín
La catedral de Berlín contrasta con otras catedrales europeas de su misma categoría, pues puede decirse que es bastante «joven». Fue construida a finales del XIX, cuando el rey Federico Guillermo IV decidió erigir en la ciudad una catedral a la altura de la Corona, que hasta entonces había llevado a cabo sus ceremonias oficiales en otras iglesias más pequeñas y en la propia catedral que existía en el mismo lugar donde hoy se ubica la actual, y que fue demolida.
A Berlín le faltaba un gran catedral para alinearse con otras capitales europeas, y en 1905 sería inaugurada la Catedral de Berlín, a la que sin embargo, la paz le duró poco -como a tantos otros monumentos de la ciudad-, ya que sería parcialmente destruida durante la Segunda Guerra Mundial tras la batalla de Berlín, cuando una bomba provocó enormes daños en la cúpula y un incendio que arrasó con buena parte del interior de la catedral.
Un paseo por su arquitectura
De estilo neobarroco, la catedral es obra del arquitecto Julius Raschdorff, y destaca por su magnífica portada. En el interior no te pierdas el altar mayor hecho de mármol, la imponente escalinata por la que subían los emperadores para ocupar el palco real durante los oficios y el gran órgano.
Además, la catedral de Berlín cuenta con un museo dedicado a su historia, donde puedes conocer en profundidad cómo fue su construcción y posterior reconstrucción ya en los años 90.
La cripta de los Hohenzollern
En los sótanos de la catedral de Berlín se encuentra la cripta de los Hohenzollern, una de las principales dinastías de gobernantes alemanes. En este panteón están las tumbas de más de 100 miembros de la familia, pertenecientes a todas las generaciones de Hohenzollern a lo largo de casi cuatro siglos.
Un gran mirador
La cúpula de la Catedral de Berlín es uno de los mejores miradores de la ciudad. Su interior está decorado con mosaicos que representan al Espíritu Santo en una composición formada por más de medio millón de teselas.
Subir al mirador de la cúpula puede ser algo cansado (son casi 300 escalones), pues aunque los primeros tramos se realizan por escaleras más o menos amplias, el último tramo de recorrido transcurre por la típica escalera de caracol antigua y muy estrecha. Aún así, merece la pena hacer el esfuerzo porque en un día despejado, las vistas de la Isla de los Museos, de la Torre de Televisión y del centro de Berlín en general son magníficas.
Visitar la Catedral de Berlín
Aunque solo sea por las vistas y por su suntuoso interior, nosotros te aconsejamos hacer un hueco durante tu viaje para visitar la catedral.
Antes de entrar encontrarás taquillas donde dejar mochila/bolso y abrigos si lo necesitas, y además la catedral dispone de ascensor para personas con movilidad reducida. Asimismo, la catedral tiene un café con buena repostería y dulces para tomar algo después de la visita (eso sí, un poco más caro que la media).