Muro de Berlín

No hay duda de que historia reciente de la capital alemana tiene un protagonista indiscutible: el muro de Berlín.

Construido unos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, que había dejado completamente devastada la ciudad en su batalla final, el muro separó Berlín durante 28 años, y no solo Berlín: separó calles, avenidas y plazas. Separó familias y amigos y, en definitiva, separó dos sistemas económicos, dos formas de vida, dos tipos de sociedad que durante casi tres décadas vivieron pegadas, pero sin relacionarse.

La construcción del muro

Tras la batalla de Berlín, que puso fin al gobierno de Hitler, atrincherado en la ciudad con los últimos efectivos del ejército nazi, y que supuso una destrucción masiva de la ciudad (a lo largo de la Guía Nómada de Berlín comprobarás que pocos monumentos, museos y lugares de interés turísticos se salvaron de los bombardeos), la capital alemana quedó prácticamente en escombros.

Las fuerzas aliadas y los soviéticos decidieron dividir la ciudad en cuatro sectores (inglés, estadounidense, francés y soviético) que administraría cada uno de los respectivos países vencedores, como forma de evitar un resurgimiento del nazismo (al menos, esta fue la teoría oficial) y facilitar su control directo sobre los recursos del país que había puesto en jaque a todo el mundo occidental. La realidad es que impusieron a Alemania unas durísimas reparaciones de guerra, quizás en represalia porque las que habían sufrido ellos mismos tras la Primera Guerra Mundial.

Pocos años después, los sectores estadounidense, inglés y francés se unieron para formar la que se conocería como República Federal Alemana. La zona soviética, por su parte, sería bautizada como la República Democrática Alemana (RDA).

El muro no existía todavía por entonces, pero una noche de agosto de 1961, los soviéticos decidieron levantar un muro provisional en algunas partes de la ciudad debido al éxodo constante de berlineses -sobre todo, trabajadores cualificados- desde el Berlín oriental al occidental (donde se consideraba que se gozaba de mayor prosperidad económica y era mucho más sencillo adquirir ciertos productos en el mercado negro). Además, durante la noche de ese 12 de agosto los soviéticos cerraron la mayoría de pasos fronterizos entre una zona y otra, y los berlineses amanecieron al día siguiente con una ciudad dividida, ahora también físicamente, en dos partes.

Pese a las protestas iniciales de quienes tenían familia en la RFA (e incluso trabajan en ella aunque vivieran en el sector soviético), el muro siguió adelante y su estructura fue reforzada en los días siguientes hasta pasar de ser una pared de ladrillos a una pared de hormigón de casi 150 kilómetros que parecía infranqueable. Las líneas de transporte público fueron cortadas, a excepción del metro, que continuó circulando bajo tierra pero sin parar, eso sí, en las estaciones de metro que quedaban en el lado soviético.

Como era de esperar, los intentos de cruzar al otro lado del muro por parte de la población del Berlín soviético no cesaron: durante los 28 años de existencia del muro, más de un centenar de personas murieron tratando de atravesarlo (por caídas y, sobre todo, por las heridas causadas por los disparos de los soldados que custodiaban el muro y tenían órdenes de disparar contra todo aquel que tratase de saltarlo). Puedes conocer muchas de estas historias personales si visitas el Muro del Muro del Checkpoint Charlie, donde se exponen fotografías, textos e incluso algunos objetos utilizados para camuflarse por aquellos que intentaron cruzar el muro de Berlín.

Así nació el que para los soviéticos era un muro de protección antifascista destinado a evitar el éxodo de profesionales a la Europa occidental; las antiguas fuerzas aliadas los bautizarían como el muro de la vergüenza y para ambas partes, el muro encarnaba la representación física de dos sistemas enfrentados durante buena parte del siglo XX.

1989: el año de la caída del muro de Berlín

La noche del 9 de noviembre de 1989 ocurrió algo que los berlineses habían anhelado durante años: cayó el muro de Berlín. Cualquiera que viviera en aquellos años recordará cómo todas las televisiones retransmitieron en directo a miles de berlineses pasando de un lado a otro, celebrando el reencuentro con familiares y amigos, ajenos todavía, probablemente, a todas las ventajas e inconvenientes que conllevaría la reunificación de la ciudad.

La caída del muro de Berlín sirvió también como uno de los hitos utilizados por la mayoría de historiadores contemporáneos a la hora de marcar el inicio del fin de la Guerra Fría.

Pero… ¿qué sucedió para que cayera el muro de Berlín? En este acontecimiento, como en la mayoría de hechos históricos significativos, entraron en juego varios factores que precipitaron este final: una URSS cada vez más debilitada (cuya desintegración se materializaría pocos años después), las presiones de la comunidad internacional y, sobre todo, la apertura de la frontera entre Austria y Hungría, pues este último país pertenecía al bloque soviético y al facilitar el paso a la Europa occidental, precipitó un éxodo de alemanes que viajaban hasta Hungría y cruzaban a Austria sorteando el muro.

Las manifestaciones por parte de los ciudadanos de la RDA no se hicieron de rogar y pronto las calles del Berlín soviético se llenaron de protestas que reivindicaban la apertura, de una vez por todas, de los pasos fronterizos.

Fue a raíz de un pequeño error por parte de un funcionario soviético que el muro cayó exactamente la noche del 9 de noviembre. En una rueda de empresa donde este informaba de que se había decidido facilitar el acceso al Berlín occidental, al ser preguntado por un periodista italiano acerca de la fecha en que entraría en vigor esta medida, el funcionario respondió «de inmediato» (pese a que entraba en vigor al día siguiente), lo que precipitó que un buen número de aquellos habitantes de la RDA que estaban siguiendo la rueda de prensa por televisión se lanzaran a las calles martillo en mano directos al muro, donde la euforia por tirarlo abajo se extendió durante toda aquella noche.

Dónde ver el muro de Berlín: lo que queda en la actualidad

En la actualidad podemos contemplar por todo Berlín algunos restos aislados del muro, testigos mudos del triste pasado de una ciudad que permaneció dividida durante más de 25 años. Estos son los lugares de Berlín donde se puede ver el muro:

East Side Gallery

Aunque la caída del muro de Berlín concluyó con la destrucción casi total del muro, aún podemos ver en la ciudad una parte del mismo que se ha conservado en la llamada East Side Gallery. La idea fue de un artista alemán, Bodo Sperling, que propuso conservar parte del muro de Berlín para convertirlo en un espacio dedicado al arte reivindicativo, donde cientos de artistas internacionales pudieran plasmar sus obras. De este modo, el muro de Berlín se convertía en la mayor galería de arte al aire libre del mundo, en la que durante más de un kilómetro podemos pasear para contemplar los coloridos murales de un centenar de artistas que, fundamentalmente, se centran en expresar lo que el muro supuso para los berlineses en un ejercicio de pacifismo.

Potsdamer Platz

Además de la East Side Gallery, puedes ver partes aisladas de muro en varias zonas de la ciudad, como la Potsdamer Platz, en cuyo centro hay un par de paredes originales del muro.

Barrio de Prenzlauer Berg

Justo al salir de la estación de metro que lleva al corazón de este barrio (Bernauer Straße, línea 8) también encontrarás paneles explicativos con la historia del muro, algunos restos del mismo y una hilera metálica que recuerda por dónde dividía el barrio el antiguo muro de Berlín.

Topografía del Terror

Asimismo, exposiciones gratuitas como la de Topografía del Terror documentan lo sucedido en aquellos años de guerra y posguerra.

Checkpoint Charlie

Otros lugares, como el Checkpoint Charlie (uno de los pasos fronterizos más famosos entre el Berlín occidental y el oriental), continúan siendo testigos vivos -aunque muy turísticos- de la existencia del muro de Berlín.