El Museo de la Orangerie de París es una de esas pequeñas joyas que esconde la capital francesa. Aunque a menudo pasa desapercibido para los turistas bajo la sombra los grandes museos como el Louvre o el Museo de Orsay, este museo con aspecto de templo griego enclavado en mitad del Jardín de las Tullerías bien merece una visita y no te robará mucho tiempo.
Porque al Museo de L’Orangerie le va al pelo esa expresión de pequeño pero matón. Y es que aunque no es un museo de grandes dimensiones, alberga en sus galerías algunas de las mejores obras del Impresionismo.

El Museo de la Orangerie de París tiene aspecto de templo clásico.
Un antiguo invernadero
El edificio que hoy ocupa el Museo de la Orangerie tiene un origen curioso: fue creado a finales del XIX como invernadero de naranjos (de ahí su nombre), dentro del contexto de los Jardines de las Tullerías y siguiendo, a nivel arquitectónico, los preceptos del estilo neoclásico tan de moda en este período romanticista.
A comienzos del XX el edificio fue convertido en un espacio de exposiciones destinado a exhibir las obras de artistas vivos, y esto nos lleva a la siguiente parte…
Los Nenúfares de Monet: el germen del Museo de la Orangerie
A comienzos del XX el edificio fue convertido en un espacio de exposiciones destinado a exhibir las obras de artistas vivos. Clemenceau, el entonces presidente, surigirió que este nuevo espacio acogiese las Nympheas, los famosos Nenúfares que en ese momento estaba terminando Monet, y que este había donado al Estado. Era el año 1927 y aunque en un primer momento la idea era exponer los ocho grandes lienzos (en conjunto ocupaban nada menos que 91 metros de largo) en los jardines del Museo Rodin, finalmente se decidió que el futuro Museo de la Orangerie sería su emplazamiento, que Monet consideró perfecto por la gran cantidad de luz natural que inundaba sus salas gracias a su antigua arquitectura de invernadero. De hecho, el lugar fue bautizado en un primero momento como «Museo Claude Monet».

Aún puede apreciarse la estructura del antiguo invernadero que fue el Museo de la Orangerie.
Un museo de arte moderno para París
De este modo nació, como tal, el Museo de la Orangerie, que en las décadas posteriores continuaría organizando exposiciones temporales de éxito (por ejemplo, una sobre Rubens y otra sobre Degas) y ampliando su colección permanente de pintura hasta convertirse en uno de los referentes europeos en arte impresionista.
Los años sesenta supusieron un hito en la historia del Museo de la Orangerie, pues fue entonces cuando se incorporó a su fondo las colecciones privadas del marchante de arte Paul Guillaume y del empresario Jean Walter gracias a una donación por parte de la viuda de estos, que quiso cumplir el deseo de su primer marido de crear el primer museo de arte moderno de Francia abierto al público.
¿Cuáles son las mejores obras del Museo de la Orangerie, las que podemos contemplar hoy en día? Por supuesto, no hay que perderse los Nenúfares de Monet que dieron fama al museo. Además, en él podrás contemplar otras obras de grandes artistas como Gran bañista de Picasso, Retrato de la Señora Cézanne de Cézanne o Jóvenes al piano y El Payaso de Renoir.