Aunque sea una ciudad cara en líneas generales, es posible encontrar dónde comer en París a precios razonables. No hace falta recurrir a las típicas cadenas de comida rápida ni llevarse la maleta forrada de jamón: la oferta gastronómica de París es amplia, variada y adaptada a todos los bolsillos.
En cualquiera de sus barrios más turísticos encontraréis restaurantes tanto de comida francesa como internacional y podréis disfrutar de platos de calidad sin sacrificar el presupuesto del viaje.
Platos típicos de la gastronomía francesa
Hacer un resumen de los platos típicos de la cocina francesa daría para escribir un libro (y muy largo), pero aquí os resumimos los más famosos y, sobre todo, los que más veréis en la mayoría de restaurantes (brasseries) y cafeterías:
- El ratatouille: el plato nacional de Francia consiste en un sabroso guiso hecho de verduras que suele acompañar carnes y pescados. Podría decirse que es parecido a nuestro pisto, pero con más hortalizas y aromatizado con hierbas provenzales.
- El quiché: esta especie de tartaleta salada de hojaldre, rellena de jamón, queso, bacon o verduras y huevos. Es muy habitual en las cafeterías francesas y una buena alternativa para comer rápido y barato.

El tartar es un plato del día muy habitual.
- El croque-monsieur es el plato más light de París (es broma, no lo pidáis si sois vegetarianos). Básicamente, es un sándwich de jamón y queso derretido, untado con mantequilla y gratinado. Lo mejor para recargar pilas tras una buena caminata por París.
- El confit de canard (confit de pato): es un plato muy típico en toda Francia. Consiste en la pierna de pato asada en su propia grasa y acompañada de compota de manzana o pomme de terre (patatas con mantequilla).
- Las galettes: son muy parecidas a los crepes, pero suelen ir acompañadas de rellenos salados (jamón, queso, salmón…).

Las crepes son otra buena opción para desayunar o merendar y se venden por todo París.
- Los escargots: son caracoles, generalmente cocinados con mantequilla, hierbas, ajo y perejil. Son muy comunes como entrante en la mayoría de restaurantes, y los franceses los consideran un auténtico manjar (no apto para escrupulosos).
- Quesos (fromages): no vamos a hacer un manual de quesos franceses -eso daría para una Guía Nómada de Quesos- pero sí a recomendaros que los probéis. Los hay para todos los gustos: más fuertes, más suaves, más o menos cremosos… los franceses saben muy bien cómo producir buenos quesos, y el camembert, el brie, el roquefort o el emmental (los más comunes) son buena muestra de ello. Si queréis degustar varios, en muchos restaurantes (sobre todo por el barrio Latino) encontraréis fondues de queso.
- Foie gras: con los patés pasa lo mismo que con los quesos, los hay de muchos tipos e ingredientes, aunque los más comunes son los de oca y pato. Os sugerimos que entréis en alguna tienda de productos franceses y os llevéis unos cuantos a casa… puede que no podáis resistir la tentación de haceros con una baguette y probarlos en el hotel ;) Además, desde hace unos años Francia ha regulado la producción de foie gras para evitar que se maltrate a las aves para fabricarlo.
- Vinos: Francia es uno de los mayores productores de vinos del mundo. Si os gusta el buen vino, os recomendamos daros un homenaje y acompañar un cena con un vino de Borgoña, un Burdeos o un tinto del Languedoc o del Médoc.

El croissant, un clásico en el desayuno francés.
- Dulces y bollos: desayunar o merendar en París es un placer para los golosos. Croissants, pain au chocolat, brioches, las famosas crepes (¡y hasta churros hemos visto!) son solo alguno de los muchos pecados dulces que te esperan en cualquier boulangerie (panadería) de la capital francesa. Aunque en los últimos años el dulce más fotografiado son los macarons, una especie de galletas de almendra y azúcar de todos los sabores y colores. Son bastante empachosos… pero muy monos.
¡Que coman pasteles!
Se cuenta que con estas palabras zanjó la reina María Antonieta las quejas que le llegaban ante la falta de pan para el pueblo durante la Revolución Francesa. Aunque parece que en realidad no fue ella, sino otro miembro de la Corte, quien pronunció esta célebre frase, los franceses debieron de tomárselo muy en serio porque (aparte de cortarle la cabeza) inundaron París de patisseries (pastelerías).

En la mayoría de patisseries encontrarás los famosos macarons.
En Dónde dormir en París os aconsejamos que no os preocupéis si reserváis un hotel sin desayuno incluido, y es que merece más la pena desayunar en cualquier cafetería de los alrededores y sentirse como un auténtico parisino sentado en una de sus terrazas. El café suele ser caro, entre 3 y 4 € (algo menos si estáis alojados en un barrio no tan turístico), pero es muy bueno, y podéis acompañarlo con un buen croissant o con una simple baguette con mantequilla. ¡Riquísima!
Dónde comer barato en París
Aquí van unas cuantas recomendaciones de zonas para comer bien, bonito y barato en París.
- El barrio latino: como barrio de estudiantes (la Sorbona se encuentra aquí), tiene una oferta gastronómica amplísima. A nosotros nos resulta excesivamente turístico, pero si te sales de las calles principales (sobre todo de la Rue de la Huchette) puedes encontrar restaurantes pequeños, económicos y de calidad razonable. Hay una gran variedad de restaurantes de comida griega, turca y asiática, pero también francesa.

El barrio latino es un buen sitio para comer barato en París.
- Montmartre: le pasa lo mismo; es bastante turístico pero aún conserva muchos cafés y restaurantes familiares con encanto, sobre todo en torno a la Place du Tertre. Y la verdad es que tomarse un café en una terraza de algún rincón de Montmartre es una delicia. Si te gustó Amélie, puedes hacer una visita al viejo Cafe des Deux Moulins, en el nº 15 de la rue Lepic.
- Montparnasse: los alrededores de la torre Montparnasse concentran un elevado número de creperías, entre otros muchos restaurantes y cafeterías. Es una buena zona para comer barato y bien en París.
- Los mercados callejeros: París se suma a la moda de la streetfood y ofrece comida callejera en muchos de sus mercados, como el Marché Bastille, el Marché Monge o el Marché Saxe-Breteuil.
Consejos para ahorrar
- Acompaña las comidas con una jarra de agua (pídela como a carafe d’eau). Es sana, es gratis y es muy común pedirla en cualquier restaurante de París. Nadie te mirará raro y así reservas ese dinero para probar un buen vino ;)

En París puedes pedir agua gratis en cualquier restaurante.
- Si eres estudiante (y llevas encima el carnet universitario), en los restaurantes de las universidades parisinas puedes comer por precios más que ajustados.
- Aprovecha el plat du jour (plato del día) o formule: la mayoría de restaurantes del centro de París ofrecen a mediodía un plato del día a precio cerrado, que incluye una bebida y un postre. Los tienen anunciados en una pizarra a la entrada, el precio oscila entre los 13-20 € y suelen consistir en un plato de carne o pescado acompañado por patatas o ensalada.

Los plats du joue o platos del día son una buena alternativa para comer en París.
- Si tu presupuesto es muy ajustado, tira de supermercados. Encontrarás numerosos Carrefour y tiendas donde comprar algo para comer por todo París, y si además tienes la suerte de contar con un día soleado puedes hacer un picnic en cualquier de sus muchos parques.
- Si viajas en familia y quieres ahorrar en comidas, lo mejor es que te alojes en un apartamento para poder cocinar cuando lo necesites o, al menos, hacer allí los desayunos.
¿Buscando una experiencia auténtica?
Recientemente se ha puesto en marcha una iniciativa en París para que puedas cenar en casa de un parisino que cocinará para ti.
Se trata de Voulez vous diner, y en su web encontrarás clasificados por barrios a todos aquellos que quieren abrir las puestas de su cocina para ti. Solo tienes que seleccionar el número de comensales y buscar un precio que te cuadre y… voilà! A disfrutar de la auténtica comida casera francesa.
Información útil
- Horarios: como en el resto de Europa, en París se suele comer y cenar un poco más temprano. A mediodía se come entre las 12:00 y las 14:00 horas, y se cena entre las 19:30 y las 22:00 horas. No obstante, encontraréis locales con la cocina abierta ininterrumpidamente, especialmente en zonas turísticas.

Terraza en un café parisino.
- Propinas: funcionan como en España: podéis redondear el precio si habéis quedado satisfechos con la comida y el servicio, o dejar unas cuantas monedas sueltas.
- Suplementos: sabemos que la tentación de comer en una terraza al solecito es grande… pero ten en cuenta que te cobrarán un suplemento por servirte aquí (suele estar indicado en la carta).
- Parlez-vous français? La mayoría de restaurantes del centro de París tienen la carta en varios idiomas, incluyendo el español, por lo que no debes preocuparte si no hablas francés. Además, en muchos de ellos encontrarás camareros que hablan castellano y te echarán un cable si lo necesitas.