El Museo de Orsay de París, situado muy cerca de los Jardines de las Tullerías, es una de las pinacotecas más importantes de Europa, pues acoge algunas de las obras de arte más famosas de entre finales del siglo XIX y principios del XX. Cuando lo recorras, verás colgados en sus galerías muchos cuadros que seguro que te sonarán.

Entrada al Museo de Orsay.
Además, la panorámica del Sena desde la terraza del museo es otro motivo más para convertirlo en una visita obligatoria.
Si bien no es un museo muy extenso (al menos no tanto como el inabarcable Museo del Louvre), el Museo de Orsay cuenta con una completísima colección entre la que destacan las obras de los grandes impresionistas como Monet, Manet, Degas, Pisarro o Van Gogh.
Una estación de tren que se convirtió en uno de los mejores museos de París
Cuando acudes a visitar el Museo de Orsay lo haces pensando en el contenido y no en el continente. Sin embargo, el edificio que hoy alberga el museo tiene una historia interesante detrás: con motivo de la Exposición Universal de 1900, el gobierno francés cedió estos terrenos donde se asienta el museo a la Compañía de Ferrocarriles de Orléans, que planeaba construir en la zona una estación de tren lo suficientemente céntrica como para recibir a todos los visitantes de la ciudad. Así pues, en una fecha tan señalada para los franceses como el 14 de julio, esta estación de estilo modernista (y un hotel adyacente) fue inaugurada.

El Museo de Orsay.
Aún hoy es posible apreciar algo de la esencia de aquella antigua estación: cuando atraviesas las puertas de entrada al Museo de Orsay te recibe un espacio abierto, de altos techos y largos pasillos, que nos recuerda la función original del edificio.
Durante la Segunda Guerra Mundial y con la electrificación de las vías de tren, la estación quedó en desuso como tal y se convirtió en centro postal para los envíos de paquetes a los prisioneros de guerra, y también como su lugar de acogida tras el fin de la contienda.
Tras servir para diferentes usos durante las décadas posteriores, en los años setenta llegó a plantearse la demolición del edificio, pero finalmente, en 1977, se optó por convertirlo en un nuevo museo.
Así pues, en 1986 abría sus puertas el Museo de Orsay.
La colección
Las obras que se exhiben en el Museo de Orsay corresponden al período del arte europeo comprendido entre mediados del XIX y 1914.

«La habitación» de Van Gogh.
En el momento de su inauguración, la mayoría de ellas provenía del Museo del Louvre, de la Galerie Nationale du Jeu de Paume y del Museo Nacional de Arte Moderno.
Pero esta gran colección no se compone solo de pinturas: en el Museo de Orsay también encontraremos esculturas, fotografías, objetos de arte y obras gráficas.
- En el primer piso encontrarás las primeras obras de Manet, Monet y Degas, entre las que seguro reconocerás muchos cuadros famosos.
- En el segundo piso verás la colección dedicada al art noveau y también encontrarás a los pintores postimpresionistas: Van Gogh, Gaugin y Seurat y algunas esculturas de Rodin, entre otros.
- El último piso del museo es el más interesante, pues está dedicado al Impresionismo y es el que convierte al Museo de Orsay en uno de los más relevantes a nivel mundial. Además de dejarte llevar entre las diferentes salas admirando los cuadros, echa un vistazo a los bancos donde se sientan a descansar los turistas: son un diseño único del japonés Tokujin Yoshioka.

Vistas desde la terraza del Museo de Orsay.
- Tampoco te pierdas el pabellón Amont, la antigua sala de máquinas de la estación de tren, que a veces alberga algunas de las colecciones temporales.
- Y, por último, no olvides asomarte a la terraza del museo, a la que puedes acceder desde el restaurante.
Las mejores obras del Museo de Orsay
Ya te avisábamos de que el Museo de Orsay reúne bajo un mismo techo algunos de los cuadros más famosos de los siglos XIX y XX:
- No te pierdas a las bailarinas de Degas, tanto en pintura (en el clásico cuadro La Clase de Danza) como en escultura, y acuérdate de buscar al Baile en el Moulin de la Galette de Renoir, del que te hablamos en nuestro artículo sobre el barrio de Montmartre.
- Si te gusta Van Gogh, aquí encontrarás algunas de sus mejores obras: La noche estrellada sobre el Ródano, La iglesia de Auvers-sur-Oise y su Autorretrato.
- Gauguin también tiene una buena representación de sus obras en el Museo de Orsay, entre las que destaca Mujeres de Tahití, Vairumati o Autorretrato con Sombrero
- El origen del mundo y Entierro en Ornans de Gustave Courbet, la serie sobre la Catedral de Rouen de Monet o Las espigadoras de Jean-François Millet son otros cuadros inolvidables.
Visitar el Museo de Orsay
Los mejores días para visitar el Museo de Orsay son los miércoles, los viernes y sobre todo los jueves a última hora, aprovechando que el museo cierra más tarde. Si puedes cuadrar tu visita al museo en jueves, puedes aprovechar el día para visitar otros lugares de París y acudir al museo a media tarde hasta que cierren.

La terraza del Museo de Orsay.
El peor día es sin duda el martes, porque al ser día de cierre en el Museo del Louvre, muchos turistas optan por visitar el Museo de Orsay y está realmente lleno de gente.
Si tu visita se alarga y te entra hambre, en el museo encontrarás varios cafés y restaurantes donde tomar algo:

El Café Campana.
- En la primera planta encontrarás el Café de l’Ours, para tomar algo rápido, desayunar o merendar.
- Al salir de la Galería Impresionista verás el Café Campana, un bonito espacio que evoca un universo «onírico» según sus propios diseñadores, los hermanos Campana. Aquí puedes comer platos típicos franceses como los que encontrarás en cualquier brasserie.
- Por último, verás un gran restaurante en el mismo espacio que años atrás fuera el restaurante del hotel. No es especialmente barato, pero se come bien.