Jardín Botánico de Glasgow

El Jardín Botánico de Glasgow (Glasgow Botanic Gardens) es el mejor ejemplo de que la mayoría de atractivos de Glasgow son gratis o están al aire libre: en este caso se cumplen las dos.

Da igual si el cielo está chispeando (porque es algo más que habitual en Escocia) o si viajas en pareja o con niños pequeños (aunque en este último caso el Jardín Botánico de Glasgow es visita obligada). Hay que darse un largo paseo por aquí y ojo, que no es opcional: estos jardines que hace poco cumplieron 200 años de vida son, sin duda, uno de los espacios más bellos de la ciudad.

El Jardín Botánico de Glasgow es otra de las joyas del barrio más elegante -a la par que animado- de la ciudad, el famoso West End, donde se ubica la Universidad de Glasgow y Ashton Lane, ese callejón pintoresco del que te hablamos en nuestro artículo sobre los lanes de Glasgow.

Como buena parte de los grandes jardines botánicos europeos, el Jardín Botánico de Glasgow fue creado a comienzos del XIX, sobre un terreno mucho más reducido que el que hoy ocupa.

Nacieron como un elemento clave en la formación académica de los estudiantes de la Universidad de Glasgow, y buena parte de la culpa la tuvo Thomas Hopkirk, botánico nacido en la ciudad, que acordó con la universidad el uso de sus plantas para experimentos varios en la enseñanza de la medicina y de la botánica.

Los jardines pronto se convirtieron en un espacio predilecto para los habitantes de la ciudad y con los años se expandieron hasta ocupar su ubicación actual.

Los invernaderos del Jardín Botánico de Glasgow

Uno de los elementos que más llaman la atención en los jardines botánicos de Glasgow son sus invernaderos, que se esconden majestuosos en uno de los extremos del parque.

  • Entre ellos destaca especialmente el inolvidable Kibble Palace, cuya estructura de hierro forjado lleva en pie desde época victoriana, custodiando flores y plantas propias de climas muy cálidos, procedentes sobre de países asiáticos y latinoamericanos, y una magnífica colección de helechos arborescentes australianos.
  • No te pierdas, tampoco, su exposición de esculturas rodeadas de coloridas flores. Por cierto, que en su origen este invernadero, que fue ideado por el arquitecto John Kibble para su propia casa, no ejercía como tal, sino como auditorio donde los intelectuales de la época acudían para escuchar conciertos o participar en charlas y conferencias.
  • El Main Range, otro de los invernaderos que se conservan desde el siglo XIX, alberga especies tropicales y también merece una visita.

Otros sitios de interés en el Jardín Botánico de Glasgow son la rosaleda, el estanque de peces y las plantas acuáticas o el salón de té, acogedor y perfecto para hacer un pausa en el jardín.

Una visita obligada para los más pequeños

El Jardín Botánico de Glasgow, con sus extensas praderas, caminos cómodos y tranquilos para pasear, bosquecillos y árboles donde las ardillas campan a sus anchas (y acuden amablemente para ser alimentadas) es un lugar ideal para visitar en familia si viajas a Glasgow con niños.

Allí tienen espacio de sobra para correr y jugar y, si se llevan una bolsa de cacahuetes o un trocito de pan, lo pasarán en grande dando de comer a las ardillas.