Que en Roma podemos hartarnos de ver grandes monumentos romanos es una obviedad; pero puede que el Ara Pacis de Roma sea, sin duda, uno de los mejor conservados (o más bien, restaurados, como veremos a continuación) y de los que mejor nos permiten apreciar todos los detalles que definen lo más representativo del arte del Imperio Romano.
Inaugurado en el año 9 a.C. y construido por decisión del Senado para conmemorar la Pax Romana conseguida por el emperador Octavio Augusto en todas las provincias romanas, hoy podemos contemplar este Altar de la Paz con un aspecto similar al que tuvo en su día (excepto por los colores que lo decoraban, perdidos con el paso del tiempo) y muy cerca de su ubicación original, el Campo de Marte, pero protegido de las inclemencias del clima por un edificio que lo alberga y que se conoce como Museo del Ara Pacis (Museo dell’Ara Pacis).
Ara Pacis: el templo para la paz que sepultó el lodo
A finales del siglo I a.C., tras décadas de campañas militares en la Galia y en Hispania, parecía que la paz había llegado, por fin, al Imperio Romano de la mano del emperador Octavio Augusto, que para celebrar esta Pax Romana ordenó construir un altar dedicado a la diosa Pax, en el que se realizaron varios relieves que representan a la familia imperial, entre otros motivos que veremos más adelante.
En su origen, como comentábamos al principio, el Ara Pacis se ubicó en el Campo de Marte, una gran explanada situada en las afueras de Roma, donde las legiones romanas paraban a la vuelta de sus campañas.
El Ara Pacis estaba realizado en mármol y tenía una estructura rectangular, pero su aspecto original difería de la blanquísima imagen que luce hoy: se ha comprobado, por pequeños restos descubiertos en el monumento y analizados por los historiadores, que los relieves del Ara Pacis estaban pintados de colores.
Tenía dos accesos (por está abierto por dos lados), y se accedía a él a través de una escalinata.
¿Cuál era la función del Ara Pacis?
A efectos prácticos, el Ara Pacis funcionaba como un templo para hacer sacrificios animales una vez al año, en el aniversario de la Pax Romana, y al que solo las vestales y los pretores podían acceder.
Pero el esplendor del Ara Pacis no duró demasiado: apenas un par de siglos después, el monumento fue abandonado y prácticamente desapareció bajo las aguas del Tíber cuando las lluvias provocaban crecidas que lo cubrían de barro.
Y no sería hasta varios siglos después cuando, durante el curso de unas obras en otro edificio construido bastantes siglos después sobre el emplazamiento original del Ara Pacis, se encontraron algunos fragmentos de sus relieves, que pusieron sobre la pista a los arqueólogos.
Los relieves del Ara Pacis, únicos en el mundo
El mayor valor artístico del Ara Pacis reside en sus magníficos relieves y en el significado asociado a los mismos, pues todos fueron cuidadosamente escogidos para reforzar la imagen de poder, estabilidad y vinculación divina de la dinastía Augusta.
Los relieves se dividen en dos frisos: mientras que el inferior está decorado con motivos vegetales y animales, es en el superior donde aparecen representados varios episodios vinculados a la historia de Roma, así como la familia imperial.
- Los relieves principales del Ara Pacis muestran a la familia del emperador Augusto, incluyendo al propio emperador frente a frente con su esposa la emperatriz Livia, acompañados por el resto de sus familiares en una procesión sacerdotal. No pierdas detalle, pues este panel está considerado una de las mejores muestras de retrato en relieve de la Antigüedad.
Y es que los relieves del Ara Pacis inauguraron una nueva etapa en el arte de este tipo, pues frente a los clásicos relieves de rostros inexpresivos y posturas idealizadas que se realizaban hasta el momento, las figuras de estos relieves tienen movimiento y volumen; sus gestos expresas gestos espontáneos, se miran entre ellas, parecen estar vivas.
- Además, hay varios relieves que representan los orígenes de Roma y episodios relacionados con su fundación, como en el que aparece el héroe Eneas (pasado) realizando un sacrificio a los Penates, dioses romanos primitivos, acompañado por dos jóvenes (futuro).
- Según la mitología, Eneas consiguió escapar de Troya después de la guerra, y su figura está relacionada con el origen de Rómulo y Remo, considerados fundadores de Roma.
- Ellos también aparecen en el Ara Pacis, representados junto a la loba que los amamanta y acompañados por el pastor que los encontraría y criaría junto a su esposa a un lado; al otro lado, el dios Marte, su padre, contempla la escena.
- En la parte posterior podemos ver un relieve en el que aparece la diosa Tellus, la Madre Tierra, acompañada por dos niños y rodeada por diversos tipos de animales y frutos (algo muy simbólico, pues podría representar la etapa de abundancia y fertilidad que se inauguraba con la instauración de la paz del emperador Augusto).
- En el interior, donde se encontraba el altar frente al que se realizaban los sacrificios animales, podemos ver guirnaldas acompañadas por cabezas de bueyes, uno de los animales que se solían sacrificar.
El Horologium, el mayor reloj del Imperio Romano
Junto al Ara Pacis se encontraba un inmenso reloj solar cuya construcción fue ordenada por el propio emperador Octavio Augusto.
El reloj solar funcionaba con un obelisco de grandes proporciones, cuya sombra se alineaba con el Ara Pacis el 23 de septiembre, día del cumpleaños del emperador, para marcar el comienzo del otoño.
Hoy ya no queda nada de este Horologium, pero sin duda debió de ser una gran obra matemática en su momento, cuando el emperador mandó llamar a los mejores astrónomos de la época para el proyecto.
Mussolini y el Ara Pacis
Durante la etapa de gobierno fascista en Italia, Mussolini llevó a cabo una política intensiva de exaltación y recuperación del pasado romano del país, lo que implicó acometer grandes campañas de restauración de grandes monumentos.
La más importante de ellas fue precisamente la que desenterró el Ara Pacis, cuyos restos habían sido localizados a finales del XIX y recuperados, en una pequeña parte, a principios del XX (cuando fueron repartidos por varios museos europeos, como el Museo del Louvre).
La campaña de Mussolini en el Ara Pacis fue toda una obra de ingeniería arqueológica, pues el monumento estaba sosteniendo los cimientos de un palacio renacentista y para poder separarlos se utilizaron bloques de hielo gigantescos.
Tras varios meses de trabajo, se consiguió sacar a la luz el Ara Pacis, que se restauró de forma apresurada para poder mostrar al mundo el mayor símbolo del poder romano (de hecho, hay testimonios que describen cómo Mussolini presumió del Ara Pacis durante una visita de Hitler a la ciudad en 1938).
El Museo del Ara Pacis hoy
Desde 2006, el Ara Pacis está custodiado por un edificio de acero y cristal y arquitectura minimalista, situado frente al Mausoleo de Augusto y que contrasta con el monumento que alberga en su interior.
Pero esta disposición del Ara Pacis nos permite recorrerlo por todos sus lados, admirar de cerca sus relieves y, además, conocer la historia del monumento, bien explicada mediante carteles y paneles multimedia.
Por otra parte, en el piso inferior del Museo del Ara Pacis suele haber exposiciones temporales interesantes, por lo que la visita al Ara Pacis es bastante completa.
¿Merece la pena visitar el Museo del Ara Pacis?
Lo cierto es que la entrada del Ara Pacis es cara, pero nosotros pensamos que merece la pena pagarla para poder verlo de cerca y apreciar los detalles de sus relieves. En todo caso, el edificio donde está tiene las paredes transparentes, por lo que si solo quieres echarle un vistazo, puedes hacerlo desde fuera sin pagar la entrada.
Si decides entrar, la visita no te llevará más de una hora.
Si viajas a Roma con niños, puedes entrar con carrito o silla de paseo y recorrer el museo sin problemas. Igualmente, si vas en silla de ruedas, todas las instalaciones del Ara Pacis son accesibles.