La Basílica de San Pedro en Roma (Vaticano) cuenta con más de cinco siglos de historia; su cúpula, la más alta del mundo, fue decorada por Miguel Ángel, y es la protagonista indiscutible de la principal plaza del Vaticano, la Plaza de San Pedro.
No está mal como carta de presentación, ¿no?
Y es que pocos lugares congregan en un mismo espacio semejante muestra de arquitectura y obras de arte de todos los grandes protagonistas del Renacimiento.
Porque la Basílica de San Pedro de Roma, pese a no ser la primera iglesia oficial de la ciudad (en contra de la creencia popular), sí es la más famosa y sobre todo la más importante del mundo católico.
Arquitectura de la Basílica de San Pedro: todos los grandes en una sola iglesia
Aunque la Basílica de San Pedro, tal como hoy la vemos, data del siglo XVII, existió en su lugar una pequeña iglesia construida en tiempos del emperador Constantino, en el siglo IV, erigida sobre el lugar en el que se creía se encontraba la tumba del apóstol San Pedro (de ahí su nombre).
Pese a algunos intentos de restauración de esta iglesia primitiva en siglos posteriores, no sería hasta el siglo XV cuando comenzarían las obras que convertirían la Basílica de San Pedro en la iglesia grandiosa que hoy podemos contemplar.
Sería el papa Julio II quien impulsaría la renovación de la antigua basílica constantiniana (que ordenó demoler) y encargaría al arquitecto Bramante el proyecto de esta nueva iglesia consagrada a San Pedro.
Pero las obras se alargaron más de lo previsto y fueron varios los arquitectos de la Basílica de San Pedro: el proyecto de Bramante lo desarrolló, a su muerte, Rafael Sanzio; la cúpula la ideó Miguel Angel y la decoró Giacomo della Porta, mientras que Carlo Maderno se encargaría del diseño de la fachada.
Bernini remataría el conjunto con la decoración del interior de la iglesia y el diseño de la Plaza de San Pedro, y la nueva Basílica de San Pedro sería consagrada a principios del XVII por el papa Urbano VIII.
Muchos nombres, muchos papas, muchos arquitectos.
No es de extrañar que las obras de la Basílica de San Pedro se alargaran durante mucho más de un siglo: en la actualidad, sigue siendo uno de los mayores templos del mundo, con unas dimensiones que impresionan.
Aunque en su origen, según el diseño de Bramante, la planta de la Basílica de San Pedro sería de cruz griega, con el avance de las obras se decidió ampliar la iglesia y dotarla de una planta de cruz latina, más típica de las iglesias católicas. Para que te aclares cuando la visites: el interior de la Basílica de San Pedro se divide en tres grandes partes, la nave central y dos naves laterales.
¿Qué es lo más importante que ver en cada una de estas partes?
¡Vamos a descubrirlo!
La Piedad de Miguel Ángel, su escultura más famosa
Roma tiene estas cosas: entras gratis en una iglesia cualquiera y puedes encontrarte con una de las mejores obras de la historia del arte.
Y no, la Basílica de San Pedro no es una iglesia cualquiera, pero también ofrece la posibilidad de contemplar gratis y de cerca una de estas maravillas: se trata de La Piedad de Miguel Ángel, una de las esculturas más célebres del Renacimiento, que representa a una eternamente joven Virgen María sosteniendo el cuerpo de su hijo tras descender de la cruz.
Fabricada en mármol, esta es la única obra firmada por Miguel Ángel, que dio rienda suelta a su talento en esta escultura donde la expresión del rostro de la Virgen resulta sobrecogedora y serena a un mismo tiempo, y el juego de luces y sombras que crean el movimiento del velo y la túnica son tan reales que impresionan.
Era esta, la escultura, la verdadera pasión de Miguel Ángel (y no la pintura, pese a los famosos trabajos que realizó en la Capilla Sixtina).
Puedes contemplar la Pietà gratis en la capilla del Crucifijo de la Basílica de San Pedro (nada más entrar, en la nave derecha), pero debido a varios ataques sufridos a lo largo de los años, está protegida por fuertes medidas de seguridad.
5 cosas que no te puedes perder en la Basílica de San Pedro
Además de la preciosa Piedad, hay otra serie de obras de arte en la Basílica de San Pedro en las que merece la pena detenerse un momento. Y es que la basílica constituye un verdadero museo:
- El baldaquino de bronce barroco de Bernini, situado bajo la cúpula y sostenido por columnas sobre el altar. Está justo debajo de la cúpula, por lo que encontrarlo es muy sencillo, y además marca la entrada a la cripta donde se encuentra la tumba de San Pedro.
- La estatua ecuestre de Constantino, también de Bernini y realizada en mármol, que reconocerás por el movimiento del caballo, que parece encabritado, con el emperador sobre él y una gran cortina de fondo que simula moverse también. Una obra barroca que representa el momento en que el emperador Constatino (recordemos: primer emperador cristiano) se convierte al Cristianismo.
- La tumba de San Pedro y su estatua de bronce, una de las más antiguas conservadas en la basílica, pues se trata de una estatua medieval cuya autoría no está clara, y que puedes ver en el lado derecho de la nave central.
- La tumba del papa Juan Pablo II, situada en una de las capillas laterales (al lado de la Piedad de Miguel Ángel), que atrae un buen número de visitantes y donde es habitual ver decenas de personas rezando arrodilladas.
- El disco de pórfido (una roca volcánica de color rojizo) donde Carlomagno se arrodilló cuando fue coronado emperador romano la noche del 25 de diciembre del año 800.
Además, si tienes tiempo suficiente, puedes visitar el Museo del Tesoro de la Basílica de San Pedro.
Por último, no olvides mirar hacia arriba y maravillarte con los mosaicos del techo (que puedes ver mejor si subes a la cúpula de San Pedro, de la que te hablamos a continuación). Porque sí, aunque parezcan frescos, en realidad son mosaicos.
Mira también hacia abajo al entrar a la basílica: verás señaladas las medidas de otras grandes iglesias católicas, a las que, por supuesto, las impresionantes dimensiones de la Basílica de San Pedro ganan por goleada.
Subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro
Una visita a la Basílica de San Pedro no estaría completa sin subir a su cúpula, que presume de ser la más alta del mundo, pues se eleva casi 137 metros sobre el suelo.
Al contrario que el resto de la basílica, la cúpula de San Pedro es de pago, por lo que deberás sacar la entrada antes de emprender el ascenso hacia los cielos (literalmente).
¿El problema? Que NO se trata de una subida apta para todos los públicos, pues aunque el primer tramo puede hacerse en ascensor, después hay que subir a pie los restantes 320 escalones (y no hay alternativa).
También puedes hacer directamente toda la subida a pie (551 escalones en total), sin usar el ascensor, pero la diferencia entre ambas entradas es de 2 € y casi que merece la pena no pegarse semejante paliza, usar el ascensor para el primer tramo y guardar fuerzas para seguir visitando la basílica y el resto del Vaticano cuando terminemos.
Eso sí, una vez completes el recorrido hasta arriba (no apto para claustrofóbicos en su último tramo) habrás llegado a uno de los lugares más fascinantes de Roma: podrás contemplar de cerca esos mosaicos que desde abajo parecían pinturas, y sorprenderte con esta grandiosa cúpula obra de Miguel Ángel y de Giacomo della Porta.
Y no solo eso: también podrás disfrutar de una panorámica sin igual de la Plaza de San Pedro y del resto de Roma.
Subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro es sencillo y te aconsejamos que sea lo primero que hagas cuando entres a la basílica. Una vez accedas al templo, avanza por el lado derecho y verás las indicaciones para llegar hasta la cúpula, así como las taquillas para sacar la entrada y el ascensor que te sube el primer tramo.
- En este primer tramo tienes una cafetería, baños y una tienda de recuerdos y por una pequeñas escalera puedes asomarte a una primera terraza para disfrutar de las vistas exteriores.
- El segundo tramo se realiza por una escalera en espiral más estrecha, y al llegar al final accederás a la base de la propia cúpula, para recorrer los mosaicos, contemplar el interior de la Basílica de San Pedro a vista de pájaro y disfrutar de otra maravillosa vista de Roma a 360º.
¿Cuánto se tarda en subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro? Si crees que puedes hacer el ascenso a buen ritmo, calcula en total una hora para subir a la cúpula de San Pedro y visitarla sin prisas.
Entradas a la Basílica de San Pedro: ¿hay que sacarlas con antelación?
En principio, no.
Como te comentábamos antes, la entrada a la Basílica de San Pedro es gratis, por lo que no hace falta que la saques con antelación excepto que quieras subir también al mirador de la cúpula, que ya sabes que sí es de pago.
La guardia suiza (esos vigilantes guapos)
La guardia que custodia la Basílica de San Pedro es la guardia suiza, y es común ver a los turistas hacerse fotos con estos elegantes vigilantes vestidos como hace varios siglos y a los que pase lo que pase, no se les mueve ni una pestaña.
Por cierto: sus uniformes fueron diseñados en su día por el mismísimo Miguel Ángel, y sus miembros deben ser jóvenes suizos, católicos, solteros y con carrera militar.
Cómo ver al Papa en la Basílica de San Pedro
Todos los miércoles el Papa realiza una audiencia, para la que debes sacar entrada con antelación.
Si no, todos los domingos se realiza la ceremonia del ángelus, para la que no necesitas entrada. Solo tienes que estar a las 12:00 horas en la Plaza de San Pedro. Te aconsejamos acudir con tiempo, para encontrar un buen sitio.
Nuestros consejos para visitar la Basílica de San Pedro
La Basílica de San Pedro es uno de los monumentos religiosos más visitados de Roma, y como la entrada es gratis, siempre está llena de turistas (es habitual que haya cola). Los mejores momentos para visitarla son a primera hora del día o (nuestro favorito) a última hora, un poco antes del cierre (calcula tiempo suficiente para que te de lugar a verla despacio por dentro). Además, si coincide que al salir ya está cayendo la tarde, podrás hacer las mejores fotos de la Basílica de San Pedro, con el cielo teñido de añil durante la llamada hora azul que tanto encandila a los fotógrafos.
Hay que pasar un control de seguridad para acceder a la Basílica de San Pedro, que incluye arcos detectores de metales. Está situado en el lateral derecho de la Plaza de San Pedro (si miras de frente a la basílica) así que será el primer lugar al que dirigirte antes de entrar a verla. No se puede entrar con objetos cortantes, mochilas o bolsos grandes (hay guardarropa gratuito) ni paraguas.
La visita en total, para ver lo principal de la basílica, te llevará una hora u hora y media (sin contar la subida a la cúpula, en cuyo caso tendrás que añadir una hora más).
Si vas a Roma con niños pequeños o bebés, tendrás que llevarlos en mochila o en brazos. No se permite la entrada con carritos de bebé a la Basílica de San Pedro, te obligarán a dejarlo en una especie de hall situado junto a la entrada.
Recuerda que estás visitando una iglesia católica: no se permite la entrada con los hombros descubiertos, pantalones o faldas muy cortas o la cabeza cubierta.
Cómo combinar la visita a la Basílica de San Pedro con el resto del Vaticano
Lo más práctico es combinar la visita a la Basílica de San Pedro con la de los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina, dedicando un día completo a esta zona. Pero hay varias formas de organizar el orden de las visitas porque tenemos mucho que ver.
Te proponemos dos alternativas:
- Si quieres subir al mirador de la Cúpula de San Pedro, hazlo a primera hora (porque habrá menos gente y estarás menos cansado para subir escalones), visita después la Basílica de San Pedro y la Plaza de San Pedro y ten sacada con antelación la entrada para los Museos Vaticanos para una hora en torno al mediodía, para poder dedicarles el resto de la jornada hasta que cierren. Si vas apurado de tiempo, recuerda que la Plaza de San Pedro no tiene horario y puedes dejarla para el final.
- Si no vas a subir al mirador de la Basílica de San Pedro, empieza por los Museos Vaticanos (mismo procedimiento: saca la entrada con antelación para no tener que hacer cola, y mejor para primera hora) y dedícales toda la mañana y parte del mediodía. Después de comer e incluso a media tarde (consulta debajo el horario de la basílica, que cambia según la época del año), puedes dirigirte hasta la Basílica de San Pedro y verla con tranquilidad hasta que cierre para terminar la visita deteniéndote en la plaza.
Precio entradas Basílica de San Pedro (2020)
La entrada a la Basílica es gratis, pero sí que tendrás que pagar para subir a la cúpula, uno de los mejores miradores de Roma.
- Basílica de San Pedro: entrada gratis.
- Cúpula de San Pedro: primer tramo en ascensor (10 €), todo a pie (8 € normal y 5 € reducido).
Horario Basílica de San Pedro (2020)
Basílica de San Pedro
- Octubre-marzo: todos los días de 07:00-18:30 horas.
- Abril-septiembre: todos los días de 07:00-19:00 horas.
Cúpula de San Pedro
- Octubre-marzo: todos los días de 07:30-17:00 horas.
- Abril-septiembre: todos los días de 07:30-18:00 horas.