Es cursi decirlo, pero qué le vamos a hace si es así. Lisboa enamora -y reenamora– a quienes la visitan y el que diga lo contrario, miente como un bellaco.
Son muchos los que cada año quedan enganchados a ese noséqué de la capital portuguesa, a esa luz suya tan particular, a ese ritmo pausado que la desmarca del resto de capitales europeas, a esa capacidad de reinventarse y de ofrecer lo más moderno entre lo moderno escondido tras los desconchones de sus viejas casas.
Lisboa es romántica sin pretenderlo y por eso constituye un destino perfecto para una escapada romántica sin pretenderlo o pretendidamente.

Aquí van nuestras recomendaciones para ponerse un poco ñoños en Lisboa en San Valentín… y en cualquier momento del año.
Para dormir… (o no)
…el Palacio Ramalhete.
Se trata de un antiguo palacete transformado en hotel boutique, con una decoración exquisita que ha sabido conservar elementos tradicionales portugueses como los azulejos pintados a mano, que datan del siglo XVIII, o algunas piezas del antiguo mobiliario y los techos de estuco.

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Además, las habitaciones están perfectamente equipadas, con camas queen size, WiFi, bañera en algunos casos y desayuno buffet incluido. ¿Nuestras favoritas? La habitación Pátio Suite, donde se conserva una preciosa decoración con azulejos blancos y azules, y la Old Kitchen Suite, que era la antigua cocina del palacio, con chimenea de cobre incluida.

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El hotel cuenta también con piscina privada y varios patios ajardinados donde relajarse y disfrutar sin hacer nada o desayunando a la sombra de los árboles en los días más calurosos.

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Si estás buscando un hotel romántico en Lisboa, este es perfecto para pasar una noche y celebrar una ocasión especial… ¡no te lo pienses!
Para mirar…
…un mirador, claro.
Lisboa es la ciudad de los Miradores de Lisboa, de eso no hay duda. Son muchos los lugares desde los que quedarse embobado contemplando la belleza de la capital portuguesa, y es imposible no toparse con alguna mientras deambulamos por la ciudad.

Los más románticos son el Mirador de Santa Lucía, donde las buganvillas enmarcan los tejados del viejo barrio de Alfama con el Tajo como telón de fondo, y el Mirador da Senhora do Monte, en la parte más elevada de Alfama, desde donde dominar la ciudad a tus pies.

Pero hay un tercer mirador tan romántico como los anteriores, y mucho menos conocido por los turistas. Si quieres marcarte un tanto con tu pareja, llévatela al Jardim do Torel.
Se llega subiendo en el ascensor do Lavra (lo cual es parte del encanto), y se trata de un jardín elevado bastante escondido desde donde contemplar el atardecer sobre Lisboa es un placer reservado solo a los que se lo saben.

Para soñar…
…Sintra.
Si les preguntásemos a los portugueses por el lugar más romántico del país, seguro que 9 de cada 10 repetirían el mismo nombre: Sintra (y al décimo no le vamos a hacer caso, que seguro que es el típico aguafiestas…).

En esta villa a apenas 20 minutos desde Lisboa donde el rey Fernando II le construyó a su querida María II de Portugal un palacio que nada tiene que envidiar a los de Disney. Se trata del Palacio da Pena, un castillo de cuento cuyas torres de colores sobresalen sobre el paisaje de Sintra. Su decoración cargada de elementos mitológicos es como para quedar atrapados durante horas…

Al terminar la visita, puedes acercarte a la (imprescindible) Quinta da Regaleira para dar un paseo por sus jardines llenos de grutas, senderos secretos, fuentes ¡y hasta un pozo iniciático!
Para pasear…
…la ribera del Tajo.
Ve hasta la zona de Belem, donde se encuentran monumentos como el Monasterio de los Jerónimos o la famosa Torre de Belem, y enfila tranquilamente la orilla del Tajo custodiada por el omnipresente Puente 25 de Abril.

Párate cuando te apetezca y tómatelo con calma: este es uno de los paseos a pie más bonitos y tranquilos de Lisboa. Si te animas, contrata un paseo en velero por el Tajo al caer la tarde para disfrutar de la ciudad desde otra perspectiva.

La opción low cost es coger el ferry en el embarcadero de Belem hasta Trafaria, un pueblo de pescadores al otro lado del Tajo. Los ferries salen con frecuencia, el billete es barato y te permite ver Lisboa en todo su esplendor desde la distancia que da el río.
Para cenar…
…Claras em Castelo.
Un pequeño restaurante familiar pegado a los muros del Castillo de San Jorge, en el corazón del barrio de Alfama.
Es imprescindible reservar, pero no te arrepentirás: una carta corta, con pocos platos pero todos exquisitos, basados en buenas materias primas y recién preparados por una gran cocinera de origen francés que sabe combinar con acierto el refinamiento de la cocina gala con el sabor tradicional de los platos portugueses.

Recomendadísimo el bacalhau com natas y todos los postres caseros. Precio medio, unos 50 € dos personas con postres y vino.