Perú, paraíso gastronómico. Estas dos palabras condensan la esencia de un país donde la cocina -la buena cocina- abunda en cada rincón: desde Lima, la capital de facto, hasta Cuzco, la capital del turismo; desde la selva del Amazonas hasta el desierto de Nazca, desde las costas del Pacífico hasta los Andres…

En Perú no se come bien, sino MUY bien, ya sea en un restaurante de moda o en un puesto callejero.

Y lo mejor es que, además, se come variado. Nada tienen que ver los sofisticados restaurantes de estrella Michelin de Lima, donde degustar un fresquísimo cebiche, con los pequeños locales familiares a pie de carretera donde engullir un pollo a la brasa para chuparse de los dedos.

Aquí va una confesión: más allá de soñar con ver el Amazonas y Machu Picchu, la comida fue un motivo de peso para escoger Perú como destino. Si has viajado con alguna de nuestras Guías Nómadas, ya habrás comprobado que somos un poco glotones, qué le vamos a hacer (y disfrutar de la comida peruana sin vender un órgano dados los precios de la misma en España, sonaba como un motivo de peso para viajar al país andino).

La verdad es que a Perú, opciones para comer no le faltan y por si fuera poco, las hay para todos los gustos y estilos (más allá de los famosos platos de cuy asado -sí, ese adorable roedor que aparece en Google cuando buscas platos típicos de Perú- y de las brochetas de suri típicas de la selva -esto mejor no lo busques-).
El antes del cuy…

Y el después:

Da igual si eres vegetariano o si, por el contrario, lo tuyo es la carne: si te gusta la buena mesa, ya te adelantamos que en Perú vas a disfrutar de lo lindo:

Por cierto, para que te pases pidiendo comida, te advertimos que en Perú, las raciones son enormes en todas partes:

Restaurantes recomendados en Perú: nuestros favoritos
Recomendar restaurantes concretos en un país con la extensión de Perú es tarea difícil; no obstante, como la mayoría de viajeros que visitan el país pasarán por alguna o por varias de estas ciudades, vamos a contaros cuáles son los locales donde mejor comimos en nuestro viaje a Perú; esos que todavía nos hacen la boca agua cuando recordamos algunos de sus platos.
Lima, la capital gastronómica de Perú
Lima, la capital de Perú, es a menudo una visita de paso para los turistas que llegan al país deseando conocer Machu Picchu o sobrevolar las líneas de Nazca.

Pero la capital peruana, además de unos cuantos atractivos culturales que ya te descubrimos en nuestro artículos sobre visitas imprescindibles en Lima, es también la capital gastronómica por excelencia: ¿sabías que es una de las ciudades que más estrellas Michelin reúne en todo el mundo? No obstante, que no cunda el pánico: no hace falta gastar un dineral para comer de lujo en Lima, en cuyo caso histórico conviven infinidad de restaurantes y puestos de comida callejera.

Aquí van unas cuantas recomendaciones:
La Lucha, Sanguchería Criolla (Diagonal, 308)
Uno aterriza en Lima después de un vuelo de tropecientas horas, gestionando el jet lag como buenamente puede, y muerto de hambre (desde aquí, un llamamiento para que alguien haga algo con la insana a la par que poco nutritiva comida de los aviones) y entonces se encuentra un local de La Lucha enclavado en pleno epicentro del barrio de Miraflores -donde es más que probable que acabes alojándote-. En el momento en que te ponen en la mano un delicioso sanguchón de cualquiera de sus carnes asadas, acompañado por unas patatas fritas como las de abuela recién hechas, te bajas a comértelo al malecón de Miraflores y ya verás cómo ves la vida de otra manera. Si quieres estrenarte en esto de la comida peruana por todo lo alto, acompaña el menú con una chicha morada, ¡y a disfrutar!

*La Lucha cuenta con varios locales en Lima y también en otras ciudades peruanas, como Arequipa.
Isolina Taberna Peruana (Avenida San Martín, 101)
Isolina es una joyita gastronómica escondida en un esquinazo del encantador barrio de Barranco.

Un local sencillo con un toque elegante, que ha hecho de la cocina casera con un toque sofisticado su máxima. Especializado en comida criolla tradicional, te animamos encarecidamente a probarlo para una comida o cena más especial.

Sus precios están algo por encima de la media de Perú, pero son muy razonables para la calidad de la comida.

La excusa perfecta para darte una vuelta por Barranco. De verdad: no te arrepentirás.
Mercado de Surquillo
Como recomendación para los que además de comer les guste cocinar: es imprescindible un paseo por el Mercado de Surquillo, al que llegarás dando un paseo de media hora desde Miraflores.

Puestos de frutas, carne, pescado, especias y plantas aromáticas de lo más variopinto, además de un par de locales donde comer cebiche recién preparado se esconden tras las puertas de este modesto pero completísimo mercado de abastos. Visita obligada en Lima.
Nazca: un vuelo en avioneta, un viaje por el desierto y el mejor pollo a la brasa
Nuestra visita a Nazca nos dejó un par de experiencias inolvidables que sumar a un viaje por Perú ya de por sí lleno de experiencias inolvidables: el sobrevuelo a las líneas de Nazca y una excursión en buggy por el desierto no apta para corazones sensibles. A nivel gastronómico, de Nazca guardamos un delicioso recuerdo de dos cosas: el magnífico desayuno al aire libre en el alojamiento donde dormimos, el bed & breakfast El Jardín, del que ya te hablamos en nuestro artículo para visitar Nazca, y un pollo a la brasa que, tras un día intenso de actividades, nos supo a gloria.

Rico Pollo (calle Lima, a un paseo corto desde el centro de Nazca)
Como su propio nombre indica, este pollo rico lo comimos en un local llamado Rico Pollo (¿para qué complicarse?) donde parecíamos ser los únicos guiris cenando rodeados de familias locales. A veces hay que esperar un poco -con el consiguiente sufrimiento mientras contemplas muerto de hambre cómo se churruscan los pollos en las brasas- pero merece la pena por sabor y precio. Y deja el sitio para el postre: sus tartas miden medio metro de alto -y no es una forma de hablar-.
Paracas: ¿comer bien a pesar del turismo?
La ciudad de Paracas en sí no tiene mayor atractivo que el encontrarse pegada a la Reserva Natural de Paracas, una parada obligatoria en tu viaje a Perú (olvídate del artificialmente turístico oasis de Huacachina si no vas sobrado de tiempo y visita Paracas: es un paisaje alucinante). No obstante, si estás de paso por allí y necesitas -obviamente- llenar la barriga, echa un vistazo a los restaurantes del paseo marítimo, donde se concentran la mayoría de locales de la ciudad. Todos ellos tienen un punto turístico pero ofrecen platos de pescado fresco abundantes y bastante aceptables. Nuestras recomendaciones: Pukasoncco Arte y Restaurante (comida típica peruana, en Alameda Alan García Perez), La parrilla de Nerly, un local sencillo donde degustar buenos platos de carne a la brasa (en la misma avenida que el anterior), y, para los renegados del mundo marino, Il Covo, una buena pizzería situada en la Avenida Principal de Paracas.
Arequipa: cocina de autor entre volcanes
Chicha (Santa Catalina, 210 Cercado)
En Arequipa, la bellísima ciudad blanca rodeada de volcanes, nos dimos un pequeño homenaje de la mano de Gastón Acurio, unos de los chefs más famosos de Perú, en su restaurante Chicha. Si te gusta comer bien merece la pena probarlo, pues a pesar de ser una opción menos económica que la mayoría de restaurantes ya recomendados aquí, no sale tan caro y la comida está deliciosa.

Lo encontrarás a apenas unos minutos a pie desde el Monasterio de Santa Catalina; te aconsejamos probar su cebiche de camarones, algunos de sus platos de carne de alpaca (sí, además de hacer jerséis con ellas, también se las comen) o los ravioles de ossobuco.

Cuzco: de sanguchones y picarones
Cuzco, ¡qué bonita eres y qué bien sabes! Y es que sí, Cuzco es turística, y hace mucho frío por las noches y el mal de altura puede dejarte un poco trastocado… pero también es la puerta de entrada al Valle Sagrado, y a Machu Picchu, y además tiene la Plaza de Armas más hermosa de Perú, y muchas callejuelas para perderse… y muchos restaurantes donde comer bien.
Morena Peruvian Kitchen (calle Plateros, 348-B)
Nosotros vamos a recomendarte nuestro favorito, Morena Peruvian Kitchen, que leído así, con ese nombre tan fino, suena un poco pretencioso, pero nada más lejos. Morena es un local amplio y luminoso, muy céntrico, con una decoración que bien podría salir en cualquier revista de diseño, camareros vestidos de negro y vajillas que dan ganas de sacar al cleptómano que todos llevamos dentro, pero vamos a lo importante: en Morena se come MUY bien.

La especialidad son los sanguchones (¡te retamos a acabarte uno entero), pero tampoco hay que perderse la causa limeña -aunque estemos en Cuzco- acompañada de una refrescante limonada de hierbabuena. También tienen opciones para vegetarianos.

Morena es sabroso, es acogedor y, aunque no es especialmente barato, tampoco tiene unos precios prohibitivos. Nosotros fuimos varias veces, la última para despedirnos de Cuzco por todo lo alto.
Cerca de la calle Recoleta, a pocos metros frente al hostal La Casa de Mayte y cerca de la Plaza de Armas, hay un local muy pequeñito, familiar, donde venden bizcochos y repostería casera que puedes tomar allí mismo. Es un café que pasa casi desapercibido, pero lo reconocerás por su mostrador lleno de enormes bizcochos y sus mesas con bancos corridos para sentarse. Un buen sitio para desayunar o merendar rico y barato.
Picarones Ruinas (calle Ruinas)
En una esquina entre el barrio de San Blas y la Plaza de Armas de Cuzco se encuentra este mítico local donde un grupo de mujeres preparan jarras de chicha y fríen sin descanso una especie de roscas con una pinta de lo más apetecible: se trata de los picarones, uno de los dulces típicos peruanos, y están realmente buenos.

En este local puedes sentarte a degustar una generosa ración (o dos, o tres…) antes de lanzarte a explorar Cuzco (por aquello de quemar las infinitas calorías ingeridas). ¡No te marches sin probarlos!
Seledonia’s Mesa (Calle Chihuampata, 564)
En el encantador barrio de San Blas (enclavado sobre una nada encantadora cuesta, muy cerca del centro de Cuzco) se esconden muchos negocios familiares donde comer bien a precios razonables.

Este restaurante es uno de ellos; aunque el servicio es algo lento, la comida es sabrosa, casera y preparada al momento. Especialmente buena la quinoa con verduras, el lomo saltado y los postres.
Mercado San Pedro
El Mercado San Pedro de Cuzco es un hervidero continuo de turistas y locales que comen platos típicos peruanos entre puestos interminables de frutas y especias.

Puede ser una buena (y sobre todo, económica) alternativa para comer en Cuzco, sobre todo si te apetece probar algún plato típico sin perder mucho tiempo. Para conocer el mercado, echa un vistazo a nuestro artículo con los mejores mercados de Perú.
Ollantaytambo: una lasaña en mitad del Valle Sagrado
Todavía cautivador a pesar del turismo (es uno de los lugares desde donde parten los trenes a Machu Picchu), el pequeño pueblo de Ollantaytambo concentra un buen número de restaurantes y cafeterías entre el puñado de callejuelas que conforman su núcleo urbano.

Il Piccolo Forno (calle del medio, 120)
En este acogedor restaurante con apenas cuatro o cinco mesas se puede cenar un rico calzone, una pizza o una lasaña casera por un precio económico. La carta no es muy extensa pero sí suficiente para variar un día de la comida peruana.
La Esquina Cafe-Bakery (Plaza de Armas)
Un café en la plaza central de Ollantaytambo donde preparan tartas y dulces caseros con productos de la zona.

También ofrecen sándwiches y platos sencillos para comer algo rápido, con opciones para vegetarianos. Lo mejor es sentarse en una de las mesas de afuera con un té y algo de comer y hacer un descanso contemplando el ir y venir de gente de la plaza rodeado de montañas.
Iquitos: helados exóticos, brochetas no identificadas… y pirañas
Si vas a viajar al Amazonas peruano y ya te visualizas a ti mismo machete en mano buscándote la vida para comer, tenemos algo que decirte: querido nómada, no veas tantas películas… en Iquitos también se come con cuchillo y tenedor.
Restaurante Fitzcarraldo (calle Napo, 100)
La principal ventaja que le vimos a este restaurante antes de entrar fue tenía climatización, algo nada desdeñable si uno acaba de aterrizar en mitad de la selva y aún está adaptándose a la sofocante humedad del entorno. Lo segundo, que tiene mesas junto a la ventana desde las que se ve el Amazonas, y no todos los días come uno con esas vistas :)

La carta es bastante completa para lo que podría esperarse en una zona tan aislada: probamos el ceviche (muy fresco) y una ensalada con palta, tomate y hojas de chonta típica de la zona de la selva.
El Sitio (Sargento Lores, 404)
Un local pintoresco por el que no parece haber pasado el tiempo, donde la especialidad son las brochetas de todo tipo: de verduras; de carnes de la zona; también de cosas que es mejor no preguntar. No, en serio: El Sitio merece la pena para cenar a buen precio unas brochetas hechas al momento con el saborcito de las brasas. Y si no te gusta arriesgar, siempre puedes tirar por lo clásico, como el pollo o las verduras.
Maria’s Cafe (Jr. Nauta, 292)
Esta cafetería está muy bien si echas de menos tomarte un café rico, y además puedes acompañarlo de alguna de sus tartas caseras (los peruanos las llaman tortas). Ideal para desayunar o hacer un descanso.
Eso sí: una vez te adentres en la selva, la comida te la tienes que buscar tú…

Que no, que es broma. En el Muyuna Lodge (el alojamiento del que te hablamos largo y tendido en nuestro artículo sobre el Amazonas peruano) ya se ocupan de darte de comer bastante bien si no tienes mucha habilidad con la caña.

Y si la tienes… pues te preparan las capturas del día para la cena y ya puedes presumir de haber comido piraña (que, por cierto, no sabe nada mal).

Un último consejo: cuando estés en Iquitos, no te vayas sin probar los helados Shambo, que encontrarás en varios puestos y locales de la ciudad. Están hechos con frutas de la selva (como el camu camu) que no encontrarás en otro sitio, así que aprovecha y prueba alguno.
Aguascalientes: escapa de los restaurantes turísticos para comer bien en Machu Picchu
La verdad es que cuando llegas a Aguascalientes (puerta de entrada a Machu Picchu) el trasiego de turistas es tal que te ves confundido entre las decenas de restaurantes turísticos que atestan el centro. Nosotros, siguiendo una de las máximas de Guías Nómadas a la hora de comer (caminar y caminar para descubrir dónde comen los locales) nos alejamos del centro y descubrimos un sitio muy tranquilo y agradable donde comer una buena hamburguesa:
Palate Bistro Machupicchu (calle Chasqatika, 203)
Aunque el local se encuentra a un buen paseo desde el centro, merece la pena acercarse si te apetece comer una buena hamburguesa (aquí también tienen platos para vegetarianos). Las preparan al momento, son muy sabrosas y puedes acompañarlas de batidos de frutas naturales como este de chirimoya:

El sitio tiene mucho rollo, la atención es muy amable y la decoración curiosa (además, funciona como hostel).

Y si necesitas desayunar o merendar antes o después de subir a Machu Picchu, o aprovisionarte para la visita…
La Boulangerie de Paris (Jr. Sinchi Roca)
Junto a la estación de autobuses (o, más bien, sobre ella) se encuentra esta cafetería que siempre está llena donde puedes comprar bocadillos para llevar o hacer una pausa acompañada de un café y de un buen trozo de tarta.

Tienen dulces de estilo francés para todos los gustos.