Conocer de cerca la gastronomía del lugar y empaparnos de las costumbres locales son dos elementos que siempre forman una parte importante de nuestros viajes.
Por eso en todos los destinos que visitamos intentamos reservar un hueco para visitar los mercados más famosos y también para descubrir algunos menos conocidos y más auténticos.

Tanto nos gusta saber qué se come y cómo se cocina en cada país que no es raro vernos dando una vuelta por cualquier supermercado de barrio en busca de las especias más extrañas, echando un vistazo a la pescadería o a la carnicería para averiguar qué compran los locales o husmeando en la sección de panadería y pastelería en busca de una merienda diferente.

Estos son algunos de nuestros mercados favoritos en el mundo; por su arquitectura, por su trasiego de gente, por sus productos o por su ambiente único; algunos están al otro lado del planeta; otros muy cerca, y todos ellos nos parecen visitas imprescindibles para cualquier viajero.
La Boquería (Barcelona)
Que el mercado de La Boquería (oficialmente, Mercat de Sant Josep) es uno de los más turísticos de Barcelona lo sabemos todos, pero lo cierto es que este mercado sigue conservando todo su encanto y es una visita obligada si estás recorriendo la zona de las Ramblas.

Puestos de fruta (son míticos los zumos naturales de La Boquería), pequeños restaurantes, carnicerías y charcuterías… son numerosos los grandes chefs catalanes que han reconocido su predilección por La Boquería a la hora de hacer la compra para sus restaurantes, y no es para menos: pasear entre las hileras de puestos donde se exponen productos frescos de calidad hace la boca agua a cualquiera.

El edificio de La Boquería tiene mucha historia, pues está erigido sobre los restos de la antigua Iglesia de Sant Josep. Aunque en su origen era un mercado ambulante, donde los vendedores de carne hacían sus negocios al aire libre, a comienzos del siglo XIX comenzó a construirse su cubierta en hierro y vidrio, que aún mantiene ese aire art nouveau.
Tan pintoresco como masificado, el propio Ayuntamiento de Barcelona se ha visto obligado a limitar las visitas los viernes y los sábados, prohibiendo la entrada a grupos mayores a 15 personas. Si podéis, visitadlo mejor a primera hora y entre diario: comprenderéis por qué Barcelona es una de las ciudades más cautivadoras para el viajero.
Borough Market (Londres)
El mercado de alimentos más antiguo de la capital británica es Borough Market. Desde tiempos medievales se tiene noticia de la actividad de este mercado situado al sur de Londres.

Condenado a reinventarse a mediados de los noventa debido a la amenaza de cierre por las autoridades londinenses, Borough Market optó por convertirse en abanderado de la comida de calidad, y así ha conseguido sobrevivir hasta hoy.

Como sucede con otros mercados europeos del estilo, se rumorea que en Borough Market compran algunos de los mejores restaurantes de la ciudad; por si fuera poco, en este mercado se vende la mejor comida callejera de la ciudad.

Los puestos de productos locales se mezclan con los de comida internacional convirtiendo Borough Market en uno de los predilectos para los turistas gourmets, que pueden disfrutar probando alguna de las degustaciones gratuitas que ofrecen, y también de los londinenses que acuden a llenar la cesta con productos de calidad.
Visitar este mercado situado a los pies del London Bridge es una experiencia necesaria para tomarle el pulso al Londres más auténtico.
Lonja de Tsukiji (Tokio)
Cualquiera que viaje a Tokio sabe bien que hay que reservar un par de horas para acercarse a la lonja de pescado más famosa del mundo, el mercado de Tsukiji. Es de aquí de donde sale la mayoría del sushi que podemos probar en la ciudad (y fuera de ella).

Si el jet lag ha hecho mella en vosotros y estáis dispuestos a poner el despertador a las cuatro de la mañana, podéis acudir de madrugada al mercado para conseguir una de las escasas plazas que se sortean a diario para entrar a ver la subasta del pescado: todo un espectáculo de ofertas y contraofertas en japonés y a toda velocidad, en mitad de un montón de enormes atunes extendidos en el suelo. No comprenderéis nada, pero será una experiencia que no olvidaréis.

Si preferís ahorraros el madrugón, podéis ir a primera hora del día y recorrer Tsukiji por libre (esquivando, eso sí, unas cuantas carretillas que transportan el pescado a toda velocidad).

El broche de oro lo pone el desayuno a base de sushi en alguno de los restaurantes del mercado. El precio es más elevado que en otros lugares de Tokio, pero meterse para el cuerpo el sashimi más fresco de Japón a las 9 de la mañana no tiene precio, ¿no?
Mercado de Maravillas (Madrid)
Aún quedan en Madrid algunos mercados de abastos de los de toda la vida, que han sobrevivido al proceso de reconversión en mercados gourmet tan típico de la capital (como el Mercado de San Miguel o el de San Antón).

Es el caso del Mercado de Maravillas, enclavado en pleno barrio de Bravo Murillo, y cuya construcción comenzó en el primer tercio del siglo XX; se puede decir que el Mercado de Maravillas ha sido testigo de gran parte de nuestra historia reciente: durante décadas fue, al igual que el mercado de La Boquería de Barcelona, un mercado al aire libre.

Con el crecimiento de la ciudad a comienzos del pasado siglo, se proyectó construir un mercado permanente en el lugar donde se celebraba este mercado, pero el sitio de Madrid durante la Guerra Civil obligó a paralizar las obras. Con todo, durante la Posguerra el Mercado de Maravillas continuó operando reconvertido en espacio para el contrabando y el estraperlo.

Hoy en día, en el Mercado de Maravillas podemos encontrar desde los tradicionales puestos de carne, pescado, frutas y verduras, a algunos establecimientos más modernos, como una tienda de productos gourmet u otra ecológica de productos sostenibles.

Mercado de Bolhão (Oporto)
En el Mercado de Bolhão podemos apreciar mejor que en cualquier otro sitio la verdadera esencia de Oporto: esa belleza decadente que convierte a la ciudad portuguesa en uno de los destinos más atractivos de Europa.

En su día, la construcción del mercado supuso un vuelco en la tradicional arquitectura de Oporto, pues su estructura de corte neoclásico empleaba por primera vez materiales como como el metal, la madera o el hormigón en una misma obra.

Entre puestos de frutas apiladas en cajas, donde tenderas con moño y delantal abrillantan sus tomates; entre bares de manteles de cuadros y viejos locales hoy vacíos, echan flores las plantas de sus numerosas floristerías, que ponen el punto de color a este espacio tan peculiar.

Situado en pleno centro de la ciudad y junto a la preciosa Capela das Almas, el Mercado de Bolhão continúa siendo una de las atracciones turísticas más visitadas de Oporto, pero también es un lugar muy frecuentado por los compradores locales, que acuden con sus carros a los puestos de toda la vida.
Mercado Central (Budapest)
El Mercado Central de Budapest es uno de los lugares más emblemáticos (y por consiguiente, más abarrotados) de la capital húngara. A pesar de la constante afluencia de turistas, hay que pasarse a verlo si queremos acercarnos la gastronomía húngara desde su nivel más básico: el del producto.

¿Qué podemos encontrar en el Mercado Central de Budapest? Todo tipo de alimentos, desde carnes y embutidos caseros hasta frutas y verduras, además de productos de artesanía y regalo y, sobre todo, toneladas y toneladas de la famosa paprika. Aquí encontraréis paprika en todas sus variables (dulce, picante, MUY picante…) y formas (en latas perfectas para regalar, en saquitos de tela, en tubos de pasta…).

Realmente, podéis comprar paprika en cualquier lugar de la ciudad, pero en este mercado se encuentran productos curiosos hechos a base de paprika y buenas ofertas si os lleváis varios botes (os recomendamos dar una vuelta primero entre los puestos y comparar precios, pues hay variaciones importantes incluso dentro del mismo mercado).
También se puede comer en el mercado, pues el piso superior está lleno de restaurantes y puestos de comida. No obstante, a nosotros no nos gustó demasiado el sitio que probamos (fue el peor goulash que probamos en Budapest, ¡con lo bueno que suelen prepararlo en la mayoría de establecimientos!) y en general, esa parte del mercado nos pareció demasiado orientada a “atrapar” a los turistas.

Asimismo, el Mercado Central de Budapest merece la pena por el propio edificio, una magnífica obra de arquitectura que data de finales del XIX. Aunque fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial (que castigó a esta ciudad de forma especialmente dura), en los años noventa volvió a abrir sus puertas y a consolidarse como el símbolo de Budapest que es hoy.