Detalle de un mosaico en Marrakech

Cinco iconos poco icónicos de Marrakech

Tan caótica como fascinante, Marrakech supone un vuelco para los sentidos tanto en lo bueno como en lo malo.

Famosa por su Kutubía; por sus encantadores de serpientes de la Plaza de Jemaa El Fna o por las legendarias negociaciones de sus zocos, hay en Marrakech otros iconos bastante menos monumentales y turísticos, más ordinarios y poco apreciados por el turista: son esos iconos que forman parte de la vida cotidiana, poco percibidos porque están por todas partes, pero que aparecen de forma inevitable en todas nuestras fotos.

Plaza Jemaa El Fna
Indicación hacia la Plaza Jamaa El Fna.

Para nosotros representan la esencia misma de la ciudad y contribuyen a consolidar en la mente del viajero ese tópico -tan acertado en el caso de Marrakech- de ciudad exótica, anárquica y laberíntica donde la llamada a la oración desde la megafonía de las mezquitas nos recuerda que aquí, el rezo es lo único que está pautado.

Las motos

Moverse de forma rápida por los intrincados callejones de la medina no es tarea fácil para nadie, ni siquiera para sus habitantes, que conducen sus motocicletas de forma frenética sorteando puestos de especias vendedores ambulantes y turistas aturdidos por la inevitable confusión que genera esta ciudad (al menos, durante las primeras 24 horas).

Motoristas en la medina
Motoristas en la medina (estos al menos llevaban puesto el casco…).

Aunque el tráfico está limitado a partir de cierta hora, cualquier paseo por la medina irá irremediablemente acompañado del sonido de una moto acercándose por delante, por detrás, por los lados y desde los sitios más insospechados.

Moto aparcada frente a un puesto de especias
Moto aparcada frente a un puesto de especias de la Place des Ferblantiers.

Las motos son el medio de transporte más utilizado por los habitantes de la ciudad, incluso como vehículo de trabajo.

Moto de un albañil
Las motos son utilizadas por todos los oficios para moverse por la ciudad. Aquí, la de un albañil que ofrecía sus servicios.

Para perderse por las calles de Marrakech hay que tener buenos reflejos que te permitan salvar tu vida pegándote a una pared cada vez que aparece una moto desde cualquier rincón.

Motos aparcadas en la medina
Motos aparcadas en la medina.

Después de un par de días de entrenamiento, te sentirás como en un videojuego: esquivando una moto por aquí y una carreta por allá mientras evitas mirar hacia el puesto del vendedor que ya te está tentando a voces con un «¿español?», «Aquí bueno, bonito, barato».

Gasolinera en Marrakech
Las «peculiares» gasolineras de la medina de Marrakech.

Los gatos

Gatos callejeros hay en todas las ciudades, sí. Pero en Marrakech forman parte de cualquier escena.

Gatos echando la siesta
Madre e hijo echando la siesta a la sombra.

Durmiendo sobre una moto aparcada contra una esquina o echando la siesta en una callejuela, como en el caso de esta familia gatuna que nos ha dado los buenos días en la puerta de nuestro riad durante todo el viaje.

Familia de gatos
Esta familia de gatos vivía en el callejón de nuestro riad.

Lo cierto es que parece que los habitantes de Marrakech están más que acostumbrados a convivir con estos felinos, a los que muchos comerciantes dejan algunas sobras de comida y agua.

Gatos en la medina
Una familia de gatos custodiando la entrada a una casa de la medina.

Suponemos que ambas parten mantienen una relación de reciprocidad y que los gatos mantienen a raya la población de otros habitantes de la medina igualmente peludos y con rabo, pero bastante menos adorables.

Gato pelirrojo en Marrakech
Un cachorro de gato muy adorable…

Los mosaicos

El mosaico es uno de los elementos más representantivos del arte islámico: utilizado en todo tipo de construcciones y especialmente en palacios y mezquitas, en Marrakech encontramos bellísimos mosaicos que nos obligaban sacar la cámara en prácticamente cualquier rincón de la ciudad.

Mosaico en el Museo de Marrakech
Detalle de un mosaico en el Museo de Marrakech.

Suelen están protagonizados por motivos geométricos: pentágonos, hexágonos y círculos (sobre todo) adornan columnas, suelos, fuentes… la simetría que observamos en las composiciones que forman azulejos y baldosas representa la continuidad, el concepto de infinito.

Mosaicos en las tumbas saadíes
Las tumbas saadíes son un buen ejemplo de composición con mosaicos de rombos y cuadrados.

Aunque muchos de los patrones los veréis repetidos en varios puntos de Marrakech, la variedad cromática es amplísima.

Venta de mosaicos en Marrakech
Incluso podéis llevaros unos mosaicos a casa…

Los mosaicos más hermosos los vimos en el Palacio de la Bahia:

Mosaicos en el Palacio de la Bahia
Mosaicos en suelos y paredes en el Palacio de la Bahia.

En la Madraza de Ben Youssef:

Madraza de Ben Youssef
Patio de la Madraza de Ben Youssef.

Y también en el patio del Museo de Marrakech:

Patio del Museo de Marrakech
Patio del Museo de Marrakech.

Este último nos pareció una verdadera maravilla. Aunque el museo contiene algunas obras interesantes, las galerías están muy descuidadas y mal iluminadas. Pero merece la pena pagar la entrada solo por sentarse a disfrutar de este impresionante patio, donde el sonido de las fuentes y la suave música de fondo nos alejarán durante unos minutos del bullicio de la medina.

Mosaico en la puerta de una casa de la medina
Mosaico en la puerta de una casa de la medina.

También encontraréis mosaicos en lugares menos monumentales pero con mucho encanto, como las puertas de algunas casas de la medina (especialmente por la zona de la kasbah) decorando los marcos de las ventanas o los patios de los riads.

Mosaico en la puerta de una casa de la medina
Mosaico en la puerta de una casa de la medina.

Incluso podréis verlos combinados con representaciones caligráficas, muy apreciadas en el arte islámico.

detalle-mosaico-madraza-ben-youssef

Nuestro consejo: ir con los ojos bien abiertos para observar techos, paredes y suelos y «coleccionar» patrones de mosaicos.

Techo de mosaicos en Marrakech
No olvidéis mirar hacia arriba para descubrir techos como este.

Las palmeras

En Marrakech, allá donde mires, hay una palmera.

Palmera en Marrakech
La palmera, protagonista del cielo marroquí.

Junto a una mezquita; sobresaliendo tras el tejado de una casa.

Palmeras y alfombras
Palmeras y alfombras; estampa típica de la medina.

Solitaria en mitad de un patio o rodeada de muchas otras, como en el caso del famoso palmeral de Marrakech.

Palmeras en el Jardín Majorelle
En el Jardín Majorelle no podían faltar, entre otras muchas especies, las palmeras.

Las palmeras son, sin duda, un icono de la ciudad que se colará en la mayoría de vuestras fotos si viajáis a Marrakech.

Palmeras en la medina
Palmeras en la medina.

¡Y lo bien que quedan!

Palmeras junto a las murallas de Marrakech
Palmeras junto a las murallas de Marrakech.

Las cigüeñas

Al igual que sucede con las gatos, las cigüeñas han invadido la ciudad de Marrakech a un nivel superior: cientos de nidos decoran los tejados de las casas de la medina.

Cigüeña en el Palacio El Badi
Una cigüeña posando sobre los muros del Palacio El Badi.

Miles de cigüeñas emigran cada año, a finales del verano, desde Europa hacia África.

Cigüeña en el Palacio El Badi
Cigüeña en el Palacio El Badi.

Sin embargo, gran parte de las que podemos observar en Marrakech habitan la ciudad durante todo el año: se trata de las cigüeñas (bebés incluidos) que viven sobre la parte de muralla que rodea la puerta Bab Agnou, la mejor conservada de la medina (aunque actualmente está en restauración).

Nido de cigüeña con bebé
Un bebé de cigüeña sobre la puerta Bab Agnou.

Pero la mayor concentración de nidos de cigüeñas la vimos sobre los muros del Palacio El Badi, donde se han montando una auténtica urbanización. Si subís a la terraza-mirador del palacio, podréis hartaros de hacerles fotos.

Nido de cigüeña en el Palacio El Badi
Nido de cigüeña en el Palacio El Badi.

Sagradas para las antiguas tribus bereberes, las cigüeñas han llegado a contar con un hospital propio en Marrakech, el Dar Bellarj, instalado en una antigua casa restaurada. Hoy en día, este hospital de cigüeñas se ha convertido en espacio cultural.

Hospital de cigüeñas en Marrakech
Entrada al antiguo hospital de cigüeñas.

Nosotros nos topamos con él de casualidad: una puerta dorada con el relieve de una cigüeña y nada más. La puerta estaba entreabierta y no se permitía el acceso en ese momento, pero escuchamos un coro cantando en su interior y pudimos disfrutar de un pequeño concierto en directo pegando un poco la oreja.