Marrakech es una de las mejores escapadas que puedes hacer desde España, por muchos motivos, pero principalmente porque es una ciudad exótica, barata y que está muy cerca.
Sin embargo, si es la primera vez que viajas a Marruecos puede que al principio, recién aterrizado en la ciudad, te sientas un poco abrumado (bueeeno, vale, puede que te sientas MUY abrumado).

Y es que aunque Marrakech es una ciudad segura en líneas generales, los primeros días, no nos engañemos, agobia y fascina a partes iguales.
Para que hacerte el viaje un poquito más fácil y como más vale prevenir que curar… aquí van nuestros consejos prácticos antes de viajar a Marrakech.
- La regla de oro que deberás grabarte a fuego: el agua, siempre embotellada y olvídate del hielo. Si estás en algún lugar donde no tengan agua mineral, bebe té (ya que el agua para el té se hierve previamente).

- Si te gusta dormir del tirón… llévate unos tapones para los oídos. Escuchar la llamada a la oración a las cuatro de la mañana es toda una experiencia, pero si eres de sueño ligero puede que te cueste volver a dormirte y no te levantes demasiado descansado como para afrontar un día de turismo intensivo.
- Come en la Plaza de Yamaa el Fna… si no quieres separarte del baño de tu riad. Que sí, que la comida aquí es muy auténtica, muy sabrosa y sobre todo barata, pero también es caldo de cultivo de las nada agradables (y menos de viaje) gastroenteritis. Si te das una vuelta por los puestos de la Plaza de Yamaa el Fna verás que la higiene brilla por su ausencia: platos y vasos “remojados” en un barreño de agua sucia entre cliente y cliente, y carne y pescado sin refrigerar que, con el calor que pega en Marrakech, da que sospechar. Si no puedes resistir la tentación y quieres vivir la experiencia, pide la comida en un pan, no uses los cubiertos, bebe agua embotellada y que la fuerza te acompañe.

- Ve con mil ojos… sobre todo en la Medina. Por sus estrechas callejuelas transitan peatones, gatos, carros tirados por burros, carros tirados por personas y, sobre todo, motos, muchas motos. Las normas de tráfico en esta parte del mundo son un tema más bien controvertido y pasear por la Medina de Marrakech es, básicamente, un sálvese quien pueda. Si aprecias tu vida y no quieres sorprenderte a ti mismo tirándote contra una pared para salvarla, camina con cuidado y ve atento para apartarte a tiempo y evitarte más de un susto al doblar la esquina.

- Regateo… ¿sí o no? El deporte más practicado de Marrakech, amado por algunos y odiado por la mayoría de turistas que luchan por poder hacer sus compras sin discutir durante media hora el precio de un saquito de especias. Como regla general, nunca pagues más de la mitad de lo que te pidan en un primer momento. Hay que reconocer que las primeras veces el asunto del regateo tiene su gracia, pero cuando cada vez que posas los ojos ligeramente en algo te acosan diez vendedores a la vez para que entres a comprar en su tienda, acabas bastante estresado. Si no tienes intención de comprar y quieres que te dejen en paz, di un “lá, shukram” (“no, gracias”) educado pero tajante.

Y si regatear te pone nervioso, un consejo: haz tus compras en el Ensemble Artisanal, un mercado de artesanos donde encontrarás los mismos productos (desde ropa a especias, cosmética, plata u objetos de decoración) pero con la particularidad de que tienen un precio fijo, vendidos directamente de sus productores y donde puedes mirar y probar a tus anchas sin que nadie te moleste.

- Cuidado con los regalos… que no son regalos. Es muy común, especialmente entre las mujeres, que te ofrezcan (o que te cuelguen directamente encima) algún tipo de baratija, como una pulsera. Aunque te digan que es un regalo, no lo es, ¡ni mucho menos! Es una forma de engancharte para que les compres algo. Recházalo con educación y no te dejes embaucar.

- No contribuyas a esto:

En la Plaza Jemaa el Fna es muy común ver a los turistas haciéndose -tan tranquilos- fotos con monos y otro tipo de animales a cambio de pagar unos dirhams. Desde aquí te pedimos que no lo hagas: estás contribuyendo a su explotación. Los animales no son un negocio.
- Búscate la vida… y no hagas caso a los guías turísticos improvisados. Si quieres llegar a un sitio, intenta hacerlo tú solo (mucha suerte y un buen plano) porque es más que probable que si pides ayuda traten de cobrarte después, o de llevarte por otro lado, o de liarte para que acabes sentado tomando el té y comprando pedruscos olorosos en la tienda del primo del vecino del que iba a ayudarte.

Y es que pedir que te echen un cable para orientarte tampoco te hará falta, porque como te vean mapa en mano se te acercarán enseguida para “ayudarte”. Si cedes, seguramente te pedirán dinero cuando llegues a tu destino y como no te vean muy dispuesto a colaborar, puedes tener que afrontar una situación incómoda.

Además, ¿qué mejor que perderse por una ciudad para conocerla a fondo?

- Los baños de los museos son gratuitos, aunque a veces haya alguien en la puerta pidiendo propina por no se sabe muy bien qué (a veces te ofrecen papel, porque no suele haber dentro, pero si llevas pañuelos encima no te hace falta). No te sientas en la obligación de cogerlo ni de dar propinas por servicios no prestados.

Esperamos que estos consejos y truquillos te resulten prácticos para disfrutar más y mejor de tu viaje.
Marrakech es una ciudad llena de estímulos, tan seductora como caótica, y hay que ir mentalizado de lo que se va a ver y vivir durante nuestra estancia allí para no llevarnos sorpresas desagradables.