El Arco de Constantino en Roma es un arco del triunfo construido en el año 312 y situado junto al Coliseo de Roma y el Foro Romano, por lo que puedes verlo cuando vayas a visitar estos dos monumentos.
Construido para conmemorar la victoria en la batalla del Puente Milvio por parte del emperador Constantino el Grande, es uno de los arcos del triunfo mejor conservados de Roma.
Con este signo vencerás
Estas son las palabras que, cuentan los testimonios de los historiadores cristianos, el emperador Constantino escuchó la noche antes a la batalla del Puente Milvio, acompañadas por la aparición en el cielo de la imagen de una cruz.
Para entenderlas, hay que remontarse al contexto: Constantino vivió en la recta final de Imperio Romano y fue el emperador que «legalizó» el culto cristiano y puso fin a las persecuciones de quienes lo practicaban.
Y, en efecto, venció, aunque no por designio divino, sino por su superioridad militar, pero el episodio fue utilizado por el Cristianismo como un punto de inflexión muy significativo, considerando a Constantino el Grande como el primer emperador cristiano (aunque no sería bautizado hasta el momento de su muerte).
La Batalla del Puente Milvio, origen del Arco de Constantino
Respecto a la batalla del Puente Milvio, fue un enfrentamiento bélico en el que las tropas del emperador Constantino derrotaron a las del emperador Majencio.
¿Pero cómo es que había dos emperadores?
Vamos a tratar de resumirlo: pocos años antes, el emperador Diocleciano había decretado la Tetrarquía, un sistema de gobierno en el que serían cuatro tetrarcas, y no un solo emperador, quienes se repartían el gobierno de las provincias romanas.
El sistema, como podrás adivinar, no funcionó, y los tetrarcas trataron de imponerse unos a otros. Constantino, por su parte, era hijo de uno de esos tetrarcas, y Majencio, por la suya, de otro.
Tras un período de disputas de casi 20 años, Majencio dominaba la ciudad de Roma, mientras que Constantino se había hecho con buena parte del imperio occidental y también del oriental (ya había fundado Constantinopla, la «nueva Roma») y sucedió lo inevitable: acabaron enfrentándose en la Batalla de Puente Milvio, un puente de piedra situado a las afueras de Roma, que atravesaba el Tíber, y que los hombres de Constantino cercaron dejando sin escapatoria a las tropas de Majencio.
Tras la batalla del Puente Milvio, Constantino hizo su entrada triunfal en Roma, precedido por el cadáver de Majencio, que había fallecido ahogado en el Tíber durante la contienda, y poco después, en el 315, ordenó la construcción del arco del triunfo que todavía hoy podemos contemplar, majestuoso, junto al Coliseo de Roma.
El Arco de Constantino: último arco del triunfo romano
Existe mucha controversia entre los historiadores respecto a la devoción cristiana de Constantino, pues todo parece indicar que el emperador, más que convertirse al Cristianismo por sus propias convicciones religiosas, trató de apaciguar los conflictos religiosos que entorpecían la estabilidad y el desarrollo del imperio permitiendo el culto no solo del Cristianismo, sino de otras religiones minoritarias.
Como te contábamos antes, el emperador no se bautizó hasta estar en su lecho de muerte, y el propio Arco de Constantino contiene relieves dedicados a los dioses paganos romanos, como Apolo o Venus. Todo parece indicar, más bien, que Constantino exigió la tolerancia al culto cristiano como parte de una estrategia política que le permitiría hacerse con el control de la parte oriental del imperio, unificándolo bajo su mandato. Muchos historiadores consideran a Constantino, de hecho, el precursor de la monarquía unipersonal.
Para la construcción del Arco de Constantino se utilizaron materiales extraídos de otros monumentos romanos… y no solo materiales: algunos relieves fueron trasladados directamente al arco desde otros edificios, como el Foro de Trajano.
Las medidas del Arco de Constantino impresionan: casi 26 metros de ancho, 7 y medio de profundidad y 21 metros de altura, repartidos entre tres grandes arcos decorados con relieves que conmemoran las victorias de otros emperadores, como Trajano, además de las figuras paganas ya mencionadas. Hay un solo relieve que sí que data del momento de la construcción del arco, y es el que muestra al emperador Constantino dirigiéndose al pueblo.
Su ubicación no es casual: se encuentra en mitad de la Via Triumphalis, el recorrido que realizaban los emperadores romanos cuando volvían a Roma tras un triunfo en una batalla, comenzando en el Campo de Marte y pasando junto al Circo Máximo y el Coliseo, atravesando el Arco de Constantino y los arcos de triunfo más antiguos, como el Arco de Septimio Severo y el Arco de Tito.
En la parte superior del Arco de Constantino puedes ver una inscripción en latín realizada sobre bronce, en la que se ensalza la figura de Constantino, retratándolo como el liberador del pueblo romano.
Como seguro que en tu viaje a Roma vas a visitar el Coliseo, el Foro Romano y el Palatino, reserva unos minutos para acercarte a ver el Arco de Constantino, pues es uno de los arcos del triunfo mejor conservados.